A Fondo La Revista
12 agosto 2011
Manuel Ek
Tal y como nos mostramos nos ven. Muchas veces no nos damos cuenta que subimos de peso, o que envejecemos. Son otros los que nos recuerdan si andamos bien peinados, si nuestro artículo caló, si nuestra caricatura hizo gracia, o si el discurso emocionó, o pasó desapercibido. Nosotros solemos caer, bien en la autocomplacencia, o en la modestia. Somos poco objetivos, y en ocasiones, especialmente cuando un cargo público está en juego, nuestra ambición puede medir mal nuestro potencial. Sin embargo tal y como nos mostramos, nos ven, aunque se froten los ojos para cerciorarse de la verdad; si el Rey está desnudo, finalmente los demás se dan cuenta. El rector de la Universidad de Quintana Roo no debe ser un político corriente, ni un académico ambicioso alejado de la realidad.
El rector de una Universidad Pública, refleja en muchos foros al Estado, y tal y como nos mostramos, nos ven. Debe ser un político sensato, bien conectado nacional e internacionalmente y un gestor eficiente. Debe tener una sólida formación académica, entender el mundo universitario; distinguir entre docencia, investigación y extensión, y fomentar con claridad esas tres dimensiones que nuestra sociedad demanda. El rector de una universidad pública como la UQROO no puede ser “cualquiera”, ni se improvisa por generación espontánea. La elección de un rector para una Universidad como la nuestra es algo muy delicado.
Hasta la fecha se han escuchado los nombres de Víctor Alcérreca, un gran político, merecedor del respeto nacional e internacional, pero alguien se encargó de revisar la Ley Orgánica de la Universidad, y se dio cuenta que se impide nombrar a mayores de setenta años, edad que alcanzó este enero. Han sonado los que siempre se mencionan en estas ocasiones Antonio Hoy, Cecilia Loria; eternos candidatos, a los que siempre se les ha cuestionado; su experiencia “generando conocimiento”, o sus habilidades tanto para gestionar personal como presupuesto público. Recientemente han sonado experimentados directivos del sistema tecnológico como Tirso Ordaz, Mirna Manzanilla, con credenciales académicas particulares, que provienen de un sistema que es totalmente diferente al de las universidades públicas mexicanas. Se ha escuchado el nombre de Rivero Palomo, o Lozano Ocman, jóvenes promesas políticas, que con esfuerzo están en el mejor de los casos recién culminando sus posgrados, o su debut en el mundo político. Pareciera que el banquillo local se limitase a estos nombres; sin embargo en la administración pública local encontramos profesionales muy formados y competentes que pueden asumir el reto, y generar una gestión diferente y moderna de la Universidad Pública; el doctor en Ciencias Políticas Juan Ignacio Hernández Mora, actual subprocurador general del estado, parece una de las cartas escondidas que el gobernador Roberto Borge cuida con más delicadeza, pero también encontramos otros como el ex Rector de UNICARIBE Espinosa de los Reyes. En relación a los candidatos internos los profesores no logran ponerse de acuerdo. Siempre se encuentran los francotiradores dispuestos a mostrar el pecho descubierto, y aquellos que utilizan como “porros” a algunos alumnos despistados o cautivos, pero entre los académicos son conscientes de las dificultades para encontrar gestores solventes para ocupar siquiera los diferentes cargos administrativos que necesariamente por reglamento deben ocupar profesores de carrera, y saben de la importancia de combinar en la gestión, administradores profesionales con académicos. Siempre está la posibilidad del prestigiado Dr. Carlos Macías Richard, pero en esta ocasión parece que suena como futuro director del CIESAS Peninsular, en donde labora, y que tiene su sede en Mérida.
Add Comment