Sueños de desarrollo: ¿van a dejar morir a Chetumal?

Manuel Ek

A Fondo La Revista

14 de marzo 2012

Asumida la idea de que el poder político se muere de éxito en el norte del estado, me resigné a pensar que nos dejarían agonizar de hambre en el sur. ¿A quién le importa Chetumal? A los nativistas, y a los políticos locales les interesa su hueso (de momento es colorado), a los ejidatarios del aeropuerto la plusvalía del terreno….y recibir muchos, muchos pesitos. A la mayoría de la población le interesa “entrar en el sistema”, para poder vivir dignamente. ¿A quién le interesa pensar en el futuro de nuestra capital estatal y sus posibilidades económicas? Siempre tendremos el turismo, pero mientras el norte tenga que rentabilizar sus inversiones nos ignorarán. A la federación tampoco le interesa nuestra ciudad…le interesan los ingresos y las derramas de Cancún, y la Riviera Maya; y el resto….bien gracias. Cuando se redistrite y Othón P.Blanco pierda fuerza…se acabó… ni en el gobierno existirá el hueso, ni éste será rojo.
Si los chetumaleños jóvenes y formados no aportan dinamismo, y generan ideas, no se generará desarrollo en el sur. Esta angustia me dio sueño y deprimido me dormí.
En mi sueño aparecía Chetumal como un centro de acceso de Centroamérica a México. Llegaba al aeropuerto una vía de tren que atravesaba Belice, pasando por sus puertos importantes, y arribando hasta Puerto Barrios en el sur de Guatemala, zona fronteriza con Honduras y con el puerto marítimo de Puerto Cortés. México apoyaba a Guatemala para construir una autopista que fuera desde Puerto Barrios a Ciudad de Guatemala, en donde enlaza otra autopista que va hasta Puerto San José en el Pacífico. En una hora y media de tren las mercancías estarían en el puerto importante de Belice, en tres horas en Puerto Barrios y Puerto Cortés, puertos guatemalteco y hondureño del atlántico, y en tres horas más en camión; sin montañas ni deslaves en el pacífico guatemalteco; existiendo la posibilidad de atravesar en cinco hora Honduras para llegar hasta su puerto en el Pacífico, o a El Salvador, y una o dos horas más a Nicaragua.
Al rato una pesadilla me conmovió; para que ese tránsito fuera eficiente sería necesario que el gobierno mexicano negociara libre tránsito aduanal con Centroamérica. Que mercancías y personas pasaran sin obstáculos y no tuvieran que soportar las enormes demoras y costos económicos que se experimentan en las diferentes fronteras terrestres. Más difícil todavía. Si México quisiera ser líder en la región, debería invertir en la misma. Si México tuviera voluntad de influir en la región tendría que conocerla y no tener miedo al desplazamiento por tierras hermosas en las que viven personas como nosotros. Para ello se puede convivir con la violencia, que como en México, es complicada y no desparecerá fácilmente, pero que no impide todavía que la vida transcurra.
Mi sueño era un poco más tranquilo, hasta que apareció el aeropuerto de nuevo. Una terminal para mercancías y para turismo, que conectara con algunos países del Caribe, Centroamérica y otras ciudades de la federación, sería posible económicamente sólo si se invirtiera en infraestructura y se tuviera un plan estratégico realista de desarrollo. El lugar es estratégicamente perfecto, la voluntad política y la visión es otra cosa.
Creo que me desperté sudando e ilusionado, como el que ve crecer a un niño y mide sus posibilidades, pero preocupado por las dificultades. Quizás en el sur emprendamos, nos motivemos y recordemos a la federación que el Proyecto Mesoamericano, antes Plan Puebla Panamá no es sólo una oportunidad para los ricos, sino un sueño que nos puede llevar a un desarrollo regional en el que México lidere de forma colegiada el esfuerzo.

Add Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *