Manuel Ek
13 septiembre 2012
El nombramiento del hermano de Pedro Joaquin Codlwell en la comisión de transición del presidente electo Peña Nieto ha despertado rumores en Quintana Roo. La razón fundamental, conocida por todos, es que dos de las familias más importantes de Cozumel, las de Joaquin y Borge estarían enfrentadas por el poder y por antiguas rencillas personales. En la última contienda local Roberto Borge Angulo alcanzó la gubernatura quintanarroense frente a la candidatura del ex alcalde de Solidaridad (Playa del Carmen) de apellido Joaquin, y éste tuvo que retirarse y permaneció en el Congreso atendiendo fundamentalmente temas de turismo.
Las familias con intereses políticos y económicos trascienden los partidos. Los Joaquin tienen intereses y candidatos en el PRI, en el PAN, e incluso se señala que Greg Sánchez en el PRD forma parte de su grupo familiar (no son las únicas familias que tienen integrantes en diferentes partidos). No hay duda que en un contexto político como el que se presenta en el futuro, por la creciente importancia de Cancún y Playa del Carmen, a los partidos políticos les interesa contar con alianzas en las familias importantes que ostentan el poder en el norte del Estado. Tampoco hay duda que las familias del sur del Estado, sino cambian de estrategias y utilizan la inteligencia de una forma más atinada no tienen futuro en la primera línea política del estado.
El caso de la presencia tanto de Pedro Joaquin en la dirigencia del PRI, después de una carrera política larga y exitosa en la que ha sido entre otras cosas Gobernador, Secretario de Estado, Senador, o Embajador simboliza la influencia política de una familia quintanarroense muy destacada, que tiene un gran peso en la política nacional.
No es por casualidad que una de las declaraciones más importantes de Joaquin Coldwell tras la elección de Peña Nieto es que la política y el poder ya no se podían entender como un ejercicio de suma cero, en el que uno gana y el otro pierde. El mensaje simbolizaba que tanto el Presidente como los Gobernadores deben saber compartir el poder. En este sentido el hecho de que Carlos Joaquin y no Félix González Canto haya sido el elegido para formar parte del selecto grupo de transición y que apunte a una secretaría de Estado puede ser un aviso y una recomendación a las elites locales sobre la necesidad de que los priistas quintanarroenses unan fuerzas y no se peleen por un poder que pueden perder en cualquier momento. Es posible interpretar que Pedro Joaquin está ofreciendo un pacto al interior de su partido, y está señalando un camino, que por otra parte en cierta manera ha sido exitoso a nivel federal al pactar los grupos de Peña Nieto y Beltrones. Éstos supieron llegar a tiempo a una alianza que finalmente les ha abierto la puerta de los Pinos.
En México ven como el escenario político en Quintana Roo cada vez es más complicado para los intereses del partido tricolor. Las campañas cada vez son más costosas y los electores se mueven crecientemente de forma poco predecible. Tanto el PRD como el PAN son partidos sin estructuras ni dinero en nuestra entidad, y sin embargo consiguen un porcentaje de voto en las elecciones federales superiores a las del priismo local que cuenta con una estructura engrasada. Quién sabe qué pasaría si consiguieran un buen candidato y dinero para mover la campaña estatal. Es muy posible que el mensaje de los Joaquin al priismo local, con el apoyo del presidente electo de México, tenga que ver con una llamada a la unidad y al entendimiento. Mejor un mal pacto a tiempo, antes de que las evidentes desavenencias provoquen que el gobierno local se pierda y con él se evaporen muchas posiciones de funcionarios públicos que nutren las estructuras partidarias priistas en la entidad Es por eso que Coldwell insiste en que el poder nunca es absoluto, y le recuerda a los demás que los tiempos del carro completo pasaron y que es necesario adaptarse, ser generosos y afinar la inteligencia política y el instinto de conservación.
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