¿Es Carlos Joaquín una amenaza?

Manuel Ek

26 de marzo 2014

Ya queda menos para que Beto deje de ser Gobernador de Quintana Roo. Menos mal que le tocó un periodo corto. Sin embargo él y sus amigos han hecho mucho daño al avance y consolidación democrática de nuestra entidad.
No les quepa la menor duda que van a intentar perpetuarse.
Ya empiezan los porros de Beto a señalar que Carlos Joaquin está pactando con los polìticos del sur del estado. Se dan cuenta que la sombra de los Joaquin es alargada, y no sólo Beto, sino Félix tienen miedo y anticipan las jugadas.
Quién sabe cuál será la estrategia del Secretario de Energía federal, pero por el bien del Estado espero que utilice su prestigio político y juegue en la partida.
Beto tiene todas las de perder y ojalá desaparezca de la jugada política. Se quemó de forma muy severa, y ha reflejado la imagen de político inmaduro, irascible, autoritario y poco inteligente. Félix, su jefe, sabe que está amortizado; no sólo Beto sino sus compinches post adolescentes. El senador dejará que Beto abra fuego, lo utilizará y tratará que se desgaste enfrentándose a los Joaquin. Después llegará sonriente e impulsará su verdadera carta, que no es otra que Freddy Marrufo.
Si el de Cozumel es electo Gobernador, Beto desaparecerá para siempre de la escena pública, hizo demasiados enemigos, gobernó mal e incluso le faltó al respeto a su patrón, lo que le convierte en prescindible.
¿Qué pasará sin los Joaquín se mueven en el momento justo? Quién sabe porque la política no es una ciencia exacta, y todo lo ilógico puede pasar, pero el deseo sería que ayudasen a revertir la tendencia del estado con políticos profesionales de verdad, y abandonásemos a los cuates de los que nos mandan.
No planteo la posibilidad que la oposición plantee batalla ni alternativa porque tan triste es el comportamiento de las elites de estas agrupaciones, que ni siquiera puede señalarse que existan. Envueltos en la misma práctica política no merecen mejor suerte, y no creo que lograsen alterar la dinámica política del estado.
La política tiene poco que con el deseo de que las cosas vayan a mejor, pero sinceramente ojalá pudiéramos soñar con algo mejor. Especialmente con un gobierno que pensara en los ciudadanos y en sus deseos. Quizá es mucho pedir.
Lo que está claro es que la batalla ha iniciado, quizás demasiado pronto.

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