1 de mayo 2014
Manuel Ek
Se acaba de abrir el debate sobre cuál debe ser el perfil del próximo secretario de seguridad pública del Estado de Quintana Roo. Los preferidos por la mayoría de los que opinan son los jefes de policia tradicionales. Nuestros amigos de años, que conocen el oficio y las circunstancias del contexto. Se palpa miedo porque se presume que otro militar alejado al estado se imponga en Quintana Roo. Las dos fórmulas que se manejan es la «policialización», o la «militarización» de la seguridad pública. Se siguen lógicas corporativas.
Al resto de la ciudadanía se les trata como «civiles» ignorantes, como si existieran castas entre los ciudadanos, y policias y militares tuvieran algo diferente que aportar en la dirección política del sector. Sin embargo eso no es cierto, y los resultados de la gestión en los últimos años están a la luz de todos para poderlo comprobar.
Lo que se requiere es de un profesional preparado, suficientemente honrado e inteligente. Alguien que no tenga porqué reverenciar a la autoridad personalista de nuestro gobernador, y sirva a las instituciones. Alguién que administre consensos, que sepa motivar a las fuerzas policiales, que impulse transformaciones y que sepa encontrar recursos para administrar la seguridad pública. Un profesional que dialogue con policías y en su caso con militares, y que lidere el proceso de formulación de la política.
Alguien que no piense en «términos de huesote», al que no se le ilumen los ojos como si la chamba fuera el resultado de la alineación de las figuras de la máquina del casino y de la caída interminable de dinero.
Quizás es mucho pedir en este periodo de gobierno, pero necesitamos gente que piense en el estado y en las personas.
Lo más probable es que tengamos un secretario amigo de un amigo…. Ojalá me equivoque y por una vez se piense en la gente y se seleccione algo bueno.
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