20 de mayo 2016
Quiero reconocer de entrada dos o tres puntos que hay que señalar de estas semanas de campaña. En primer lugar la fortaleza física de candidatos, simpatizantes y estructuras operativas de la coalición UNE (no me refiero a otras porque he acompañado a ésta en este período). Me sorprende muy positivamente el entusiasmo, el compromiso y la fuerza que han tenido la mayoría de las personas con las que me he relacionado. Además este periodo ha servido para conocer gente muy interesante, y aunque uno piense que conoce muchas cosas, acercarnos a la comunidades y vivir durante un espacio de tiempo breve la realidad que normalmente no se comparte ha sido muy enriquecedor. En segundo lugar quiero señalar mi agotamiento físico y emocional. Estoy empezando a escribir por hábito, o por admiración a lo que se está viviendo. Es muy difícil para mí concentrarme en otras cosas (y más me vale cambiar el chip rápido porque el martes tengo que presentar una ponencia, y sería bueno no hacer el ridículo). Si esto me está pasando a mí, no quiero imaginar a mis amigos a los que no les importa la campaña… y viven en sus realidades. Les agradezco infinitamente la paciencia por no darme de baja. Intuyo que se han saltado las columnas, pero aún así, debe ser pesado recibir continuamente noticias sobre la campaña política en Quintana Roo.
La campaña sigue circulando con la velocidad de los minutos. El tiempo no para y el 5 de junio está cercano. Carlos Joaquín ha seguido recibiendo apoyos de diferentes líderes nacionales de la izquierda, para «convencer» a muchas personas de la necesidad de concentrar el «voto útil» para que Cancún se gane, a pesar de las despensas de Remberto (PVEM), y de la presencia de MORENA (ya advertí en algún lado que Pech no se haría a un lado). Luis Torres en Othón P. Blanco sigue caminando con sus columnas de caminantes, de puerta en puerta; como él sabe hacer. Para mí uno de los grandes descubrimientos de la campaña ha sido precisamente este político y el entorno que le acompaña; y eso me pone feliz. Hasta la fecha no había encontrado ni un sólo candidato (excepto una amiga que se presentó a diputada), del que me sintiera contento de otorgarle el sufragio. En esta campaña como mínimo tengo a dos: Carlos Joaquín y Luis Torres.
Hoy pensaba quedarme en la casa escribiendo, sin embargo una amiga me llamó para acompañarla a comer y conocer a Maria Ampudia que esta tarde impartió la conferencia: «Vulnerabilidad, conciencia y protección a la infancia». Resulta que sin noticia previa compartí mantel con otras personas que pertenecían a diferentes organizaciones de la sociedad civil, y con Gabriela Rejón (esposa de Carlos Joaquin) y Faustina Canul (esposa de Luis Torres).
A la Sra. Canul la he visto diariamente durante estas semanas, y creo que la puedo dibujar con las palabras con bastante exactitud. Es una persona muy agradable, sencilla y cercana a las personas. Discreta, tradicional y con cara de buena gente. La he visto aguantar el sol, y el camino con tesón… y sólo se me ocurren buenas palabras para definirla por lo que no voy a seguir porque no me gusta ser un adulador.
A la Sra. Rejón la había visto en videos, en fotografías, en los mítines cerca de Carlos Joaquín. Señalé el primer día de la campaña la sorpresa que me causó verla con tanta actividad, moviéndose de Cancún a Chetumal, recorriendo diferentes lugares cercanos a la capital, y regresando a Cancún a acompañar a su esposo al mitín inaugural por la noche. Por primera vez hoy platiqué con ella y la pude observar. Y efectivamente es una señora movida y con mucha energía. También tradicional y con cara de buena gente. Se le nota la alegría por la aceptación que está teniendo la campaña de UNE. Se refirió tres o cuatro veces a su hijo, lo que me muestra la importancia que la familia tiene para ella, manifestó su creencia en Dios de una forma expresa, y mostró sin alardear que tiene inquietudes culturales y de superación personal. Sentí en ella el orgullo y la alegría de encontrarse en puertas de hacer algo importante por el estado, y por las personas del mismo.
En conclusión, y para no recrearme más en lo que no me gusta hacer, he de confesar que en esta ocasión me caen bien los candidatos y sus consortes, a las que nombro y califico porque han aceptado asumir un abierto liderazgo político en la campaña, con gusto y entusiasmo. Por ello creo conveniente reseñar la impresión que me merecen.
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