Ciudadanos se instalan en el Congreso del Estado.

21 de junio 2016

Últimamente le estoy agarrando gusto a esto de quedarme encerrado. Pensaba que lo de la Escobar Nava el día de la elección fue una casualidad del destino… sin embargo hoy que estaba bien tranquilo me acerqué al Congreso a curiosear lo que un grupo de ciudadanos había iniciado; y pues ni modos me quedé a acompañarlos. Creo que Jesús Alcerreca se va a convertir en mi héroe particular, siempre atento a los desmadres en los que nos metemos.
Me llamaron unos amigos por la tarde preocupados por la violencia que había estallado en el Congreso. Ciudadanos se habían tomado la tribuna y sus alrededores porque el poder legislativo quería cerrar con broche de oro su mandato, cumpliendo la última voluntad de Roberto Borge Ángulo.
Y llegué y me quedé porque de nuevo el pueblo le estaba dando una lección a los poderes públicos. Las leyes, los nombramientos; el poder no se ejerce en lo oscurito.
No me encontré con revolucionarios de principios del siglo XX, sino con amigos pacíficos, cansados de los abusos de siempre, que simbólicamente se sentaron en el hemiciclo para que todo el estado de Quintana Roo escuchara.
No hay esta noche protagonismos, ni esfuerzos por consolidar carreras políticas, hay ilusión de que se respete la voluntad del pueblo y que la clase política deje de comportarse como están acostumbrados. El viento sopla en una dirección nueva en el estado de Quintana Roo y aquí estamos con las velas desplegadas para lograr que no impidan navegar libremente a nuestro futuro.
El 5 de junio pasó a la historia por ser una fiesta democrática en la que se pidió un cambio y el 20 y el 21 de junio por la confirmación ciudadana de que no se quieren más atropellos. El pueblo se quedó esta noche a cuidar su soberanía.
Mientras tanto supongo que los líderes políticos están negociando.
Aquí seguiremos pacíficamente mientras se ponen de acuerdo y respetan la voluntad de cambio.

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