Síntomas de precipitación y ansiedad.

27 de octubre del 2016

Me cuentan que el Gobernador está enflacando y que sus nervios están algo alterados.

Su preocupación, aparentemente, no tiene que ver con la lucha por el poder de sus generales. No comprende porqué la sociedad quintanarroense tiene tan poca paciencia.

Le molesta que buena parte de los que le apoyaron sinceramente, ahora estén señalando las falencias y los problemas de una administración que nace «vieja».

¿Qué esperaba? ¿De verdad pensaba que una sociedad civil que despierta sólo está buscando hueso, como el «habilidoso» López Mena apuntó? Una cosa es tener la esperanza de poder contribuir a ser considerado para apoyar y aportar experiencia a tu estado desde el ejecutivo, y otra buscar prebendas como en el antiguo régimen.

Los quintanarroenses que apoyaron el cambio son personas honorables. Enfrentaron el poder absoluto y esperan que su nuevo Gobernador en lugar de estresarse y enojarse, actúe en consecuencia y lidere un proceso de verdadera transformación política.

Los hechos han mostrado que CJ no tenía programa de gobierno. Quizás es normal. La coalición surgió casi expontáneamente, porque los quintanaroenses estaban muy molestos. Era posible crear una alternativa política.

Lo chocante han sido los intentos de ocultar el sol con un dedo, e intentar embadurnar de atole a los que preguntaban por el programa de gobierno.

Ahora de forma desordenada y precipitada se convoca a la sociedad a que «contribuya» con sus ideas a armar un plan de Gobierno. El ridículo del horror ortográfico en la lona de la mesa de presentación, es un síntoma que refleja esos nervios. ¿Cuándo convocaron a la sociedad? ¿Cúales han sido los medios de difusión oficial? ¿Cómo se han seleccionado los perfiles de los participantes? ¿De qué forma se garantiza que la opinión ciudadana sea tomada realmente en cuenta?

Pareciera que los «técnicos» de la empresas consultoras que nos están gobernando se hubieran dado cuenta de golpe que para armar un presupuesto necesitaban un plan. ¡Qué bueno que se dieron cuenta! La sociedad civil lleva semanas reclamando un plan de Gobierno que fuera más allá del correr a Beto y a su banda. Ni modos, a correr. Ojalá lo hagan bien.

El gobernador y sus colaboradores no deberían enojarse con la crítica. Como buenos demócratas deberían entender que son figuras públicas sometidas al escrutinio. Deberían agradecer los comentarios, y aprovechar sinceramente las ideas que ser reflejan de diferentes modos en las redes, en la prensa, y en los círculos de personas comprometidas con el estado.

No tiene caso ni sentido que se escondan tras los muros opacos de los palacios. Mucho menos sentido tiene el que los políticos, que verdaderamente manejan el gobierno, quieran ser invisibles. ¿A qué le tienen miedo?

En mi opinión el gobernador debería agradecer los comentarios constructivos de la sociedad civil; y en todo caso, debería molestarse con los colaboradores que están generando artificialmente este alejamiento con la sociedad.

No hay una conspiración de las anteriores fuerzas por desestabilizar. Éstos no tienen ni la inteligencia ni la capacidad. Lo que se está produciendo es un creciente y sincero malestar social frente un desgobierno con sabor añejo.

Si no se leen adecuadamente estos síntomas, la sociedad quintanarroense está madura para apoyar a candidatos independientes en el 2018. Sin embargo, todavía hay esperanza de que el Gobernador actual sea el lider integrador y democrático que se espera, y que sus colaboradores en lugar de exponerlo y «quemarlo» frente a la opinión pública, lo protejan y lo cuiden para que gobierne de forma eficiente los seis años que le corresponden.

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