Sobre la libertad de expresión en Quintana Roo: los miedos del poder.

14 de diciembre 2016

Cada día que pasa me estoy convenciendo más que, simplemente, no se entiende qué es la libertad de expresión. Tampoco se entiende lo que implica la idea del cambio político.

Mandela entendió lo que era la libertad y gastó su vida en la cárcel por ella. Personajes como Gandhi, el Dr. Luther King, o Federico García Lorca perdieron su vida defendiendo este principio. A Colosio, sin pretender entrar en polémica, muchos lo han convertido en un símbolo de la búsqueda de la libertad y de un cambio político profundo en México.

El presidente Obama, por señalar a un político vivo, y otros muchos en el mundo han comprendido lo que es libertad de expresión. Pedirle a Enrique Peña nieto, a López Obrador… y a Felipe Calderón que lo entiendan es relativamente más complejo (en algunos casos imposible). Debe haber políticos mexicanos en activo que lo entiendan, porque sin duda, hay intelectuales, comunicadores y sectores importantes de la población a los que no se les hace tan complejo el concepto; y que llevan años luchando por conseguir que este principio presida la vida política nacional.

Yo confiaba que el Gobierno que encabezara el cambio político en el Estado de Quintana Roo, lo iba a entender, y que el que era nuestro líder, iba a esforzarse por transformar a nuestra sociedad.

“My mistake”, SORRY …. Carlos Joaquín y sus compañeros de gabinete, no es que no quieran respetar la libertad de expresión … es que no entienden lo que ese concepto significa. Los podemos poner, sin temor a equivocarnos, en la categoría de Peña Nieto, López Obrador, o Felipe Calderón (lo cual no es tan extraño porque buena parte de la clase política nacional se ha educado en un contexto político autoritario).

El gabinete entero del “gobierno del cambio” está al borde del infarto, porque el día de mañana, 15 de diciembre del año 2016, se ha convocado una manifestación para mostrar el descontento ciudadano. Están equivocándose tanto, que quizás y con sus torpezas consigan que la gente salga a la calle. Siendo objetivos, es muy difícil que mañana, un grupo numeroso de personas llegue al Museo de la Cultura Maya. Y en el caso de que finalmente lo hagan. ¿Cuál es el problema? ¿No pueden los ciudadanos hacer uso de sus libertades y salir a expresar su descontento?

Los gobernantes dicen que les parece bien que los periodistas, escriban sin censura (que bueno); sin embargo, se ha trazado una línea de “amigo-enemigo” perversa, y se ha utilizado la oficina del vocero del Gobierno, como el oráculo de la “verdad”.

En teoría, también dicen respetar la “privacidad” de las redes sociales, y celebran que cada uno diga lo que le venga en gana. De hecho, se hacen fotografías con los “facebukeros” más groseros y agresivos de las redes, para mostrar lo “cool” que son; así como su amplio margen de tolerancia (aunque luego se rían de ellos con una crueldad morbosa sin límites). A pesar de mostrar esa tolerancia, se ha desplegado de forma organizada un buen grupo de trolles, que atacan con pasión y sin mesura; y han manipulado a unos pobres diablos a los que les soban el lomo, les sonríen y les “inducen” cual “kamikazes” a inmolarse en nombre de la “causa”. Eso se ha convertido en una realidad tan cruel, que manifestarse libremente en las redes sociales, y expresar con respeto una opinión, se ha vuelto casi imposible.  Se ha convertido en un combate de boxeo, y en un ejercicio de dar de baja entre tu grupo de “amigos”, a los que no te dejan ni respirar, porque no lo haces como creen que al Gobernador le gustaría que lo hicieras. De nada sirve la tolerancia, las buenas palabras, la paciencia … las buenas costumbres y las formas se esfumaron… sólo se sobrevive “eliminando”.

Es razonable que Carlos Joaquín esté preocupado, porque a escasos dos meses de iniciar su período gubernamental (ya he perdido la cuenta de los días); la percepción ciudadana es que se ha equivocado prácticamente en cada decisión importante de las que ha tomado. Le crecen los enanos del circo más rápido que a Peña Nieto (lo que está bien complicado). Esta preocupación es razonable, pero lo que debería hacer es ponerse abusado, escuchar a la gente, y GOBERNAR CON LA GENTE, sirviendo a la sociedad, y dejando a un lado a los grupos de poder.

Ahora resulta, sin embargo, que el poder está muy preocupado porque mañana se le levante el pueblo chetumaleño. Les anticipo, para su tranquilidad, que eso ni iba a pasar, ni seguramente pasará. La gente está muy descontenta, pero todavía no ha madurado el sentimiento, y posiblemente mucha gente se quede en su casa por falta de motivación.  No sé a quién se le ocurrió la idea de organizar un evento tan precipitado; sin embargo, sea quien sea, si tenía un interés “perverso”, ya ha conseguido el efecto buscado gracias al nerviosismo que los trolles, y los “Kamikazes” han reflejado en las redes.

Hace apenas un par de días uno de sus “kamikazes” más leído, por puro afán de protagonismo; señaló que no se debía ir a la manifestación del día 15 porque ésta estaba organizada por priistas descontentos, y más de un comunicador social afín al antiguo régimen. Entonces, no se le ocurrió una idea mejor que lanzar su iniciativa hacia el Congreso… En lugar de que los “beneficiados” fueran los malvados priistas, pensó que se podía canalizar el descontento de otra forma. Veinte personas bien intencionadas llegaron al Congreso con sus pancartas y consignas. No sólo no “neutralizaron” la manifestación convocada, sino que lanzaron consignas que comprometen al gobierno; y “calentaron” los motores de la sociedad, de cara a una manifestación, que probablemente hubiera pasado desapercibida, si no hubiera recibido tanta atención de sus simpatizantes: los “puritanos” y los “jacobinos” del cambio político.

Ya veremos si finalmente mañana la gente acude o no al llamado que se ha hecho en las redes sociales. La libertad de expresión comprende, muchas cosas, entre otras la oportunidad de manifestarle opiniones de forma directa al poder electo delegado: el ejecutivo y el legislativo. No se preocupen por que la gente manifieste públicamente su opinión. No confundan sobre los supuestos intereses oscuros que se encuentran tras una convocatoria espontánea, que es aceptada por muchas personas.

Preocúpense, de favor, por generar un cambio político que contemple los problemas de la gente. No es de cobardes, ni debe avergonzar a nadie, el reconocer errores y rectificar a tiempo. Todavía nos encontramos al inicio de un sexenio que se antoja muy largo, si se empeñan en gobernar en contra del pueblo, y sin escuchar las diferentes sensibilidades que se encuentran en la sociedad.

Por si a alguien le queda duda: apoyo la manifestación de mañana… y no me va a quitar el sueño si la gente sale a la calle, o se queda en su casa.

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