Debate sobre Seguridad Pública en México: La Ley de Seguridad interior y la Cooperación con los Estados Unidos

9 de febrero de 2017

El día de ayer en la ciudad de Washington el Canciller Luis Videgaray se reunía con el Secretario de Estado, Rex Tillerson (Director Ejecutivo de Exxon Mobil Corporation entre los años 2006 y 2016), y con el General de los marines John Kelly, actual Director del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y anteriormente Comandante del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos (SOUTHCOM). Señala la prensa que hablaron de seguridad fronteriza, migración, combate al crimen organizado y terrorismo. Hace unos días el General Kelly planteaba en el Congreso de los Estados Unidos, reforzar la alianza con México, para frenar el tráfico de drogas en Estados Unidos. Parece ser que en las próximas semanas pudieran continuar las conversaciones en la Ciudad de México, con la presencia de la importante militar en activo de la Fuerza Aérea, General Lori J. Robinson, que no sólo está al mando del Comando Norte del Ejército de los Estados Unidos (NORTHCOM), sino también del Comando de Defensa Aeroespacial (NORAD).

Paralelamente en la Ciudad de México, MORENA convocaba el día de ayer una reunión en San Lázaro, para discutir sobre la Ley de Seguridad Interior; y la Fundación Friedrich Ebert Stiftung un desayuno con académicos, representantes de partidos políticos, y de la sociedad civil expertos en temas de seguridad para discutir sobre los “Contenidos y riesgos de la Ley de Seguridad Interior”.

Fue un día intenso, en el que, en diferentes escenarios, se estuvo debatiendo y acordando, sobre aspectos fundamentales de la operación futura de la Seguridad Pública mexicana.

Con la seria sospecha de que el General Secretario Salvador Cienfuegos, se encuentre tras la iniciativa del PRI, presentada por el diputado César Camacho Quirós, para “blindar” a las Fuerzas Armadas en sus tareas de Seguridad Interior; ayer se manifestaron serias preocupaciones en sendos foros, sobre la conveniencia del proyecto de ley presentado a discusión.

Todo parece indicar que el ejecutivo quiere aprobar esta iniciativa antes de que inicie el proceso electoral del 2018. Sin embargo, existen serias preocupaciones entre las diferentes fuerzas políticas y sociales sobre su conveniencia.

Se señala que el secretismo y la discrecionalidad se pretenden avalar jurídicamente; en lugar de realizar un esfuerzo por fortalecer las capacidades civiles de seguridad pública, así como de asegurar que las acciones de las Fuerzas Armadas se apeguen en todo momento al cumplimiento de los Derechos Humanos y de criterios democráticos. Este debate es clave, porque, si bien es cierto que las Fuerzas Armadas, se sienten preocupadas por las consecuencias de sus acciones en las misiones que les está encargando el Gobierno, no es menos cierto, que la falta de transparencia y la impunidad nunca sería perdonada por la ciudadanía mexicana, como Ayotzinapa y otros casos han mostrado a lo largo de este sexenio.

A pesar de la premura por aprobar y avalar la presencia a “modo” de las Fuerzas Armadas en misiones de Seguridad Pública, éstas deberían preguntarse si realmente les conviene, una serie de medidas, que en el medio plazo probablemente van a afectar su imagen frente a la ciudadanía, independientemente del retroceso que se deriva de ello en el estado “democrático” en México. Todo indica, por otra parte, que va a existir una fuerte presión pública para que esta ley no se apruebe, y MORENA, sin duda, lo va a utilizar como argumento de campaña para enfrentar la elección del año 2018 con las máximas garantías posibles de apoyo popular.

Las pláticas de Videgaray con altos funcionarios del ámbito de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos, significan que al Presidente Donald J. Trump, ya le hicieron ver que no puede ir por la vida faltando al respeto a sus aliados. Lo he comentado en otras columnas, y cada vez se está haciendo más presente en el debate público. México es un aliado fundamental para la Seguridad Nacional del vecino del norte. No se sabe si en estas pláticas el Gobierno mexicano, está aprovechando para bajarle tres rayas al discurso del presidente Trump, o a si se está siguiendo una política entreguista.

Conociendo a Trump es prácticamente imposible esperar una disculpa pública. Sin embargo, es posible influir para rebajar el discurso agresivo frente a México y los mexicanos. Ésta carta que tiene nuestro país debe ser utilizada a fondo: en relación al Tratado de Libre Comercio, a las sanciones de empresas que inviertan en suelo mexicano, al tratamiento de los paisanos, y a otros aspectos sensibles de la relación bilateral que han sido puestas en riesgo por el presidente estadounidense.

Después de dos sexenios de transición, en aspectos de Seguridad Pública, el próximo periodo gubernamental no puede permitirse el lujo de no avanzar y concluir con la reforma del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y de las policías estatales y municipales. México debe regresar a los militares a los cuarteles, desarrollar sus funciones de seguridad con eficiencia, y garantizar la seguridad y la tranquilidad de los ciudadanos mexicanos. Es mucho lo que está en juego, y se ha sido demasiado permisivo y laxo a lo largo de estos años.

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