En la campaña que llevó a Carlos Joaquín al poder, una personalidad muy cercana al actual gobernador, me señaló que Luis Torres Llanes era un pobre “ranchero”, que no tenía futuro político. Yo le dije que era un candidato muy bueno. Semanas después llegó el triunfo electoral de CJ y Luis en el sur del Estado. Éste no se puede comprender sin el hartazgo de los burócratas del sur, pero tampoco sin contar con el talante tranquilo y conciliador del político del Barrio Bravo.
Me parecía, y me sigue pareciendo, que una de sus virtudes, tras un periodo de grandes excesos, era el ser un tipo normal, que no trata de fingir y que te mira a los ojos sin ningún tipo de remordimiento.
No es el tipo de político que seguramente le atraen a la glamourosa Giselle Pérez Blas, como tampoco lo era del grupo de juniors pegados a Roberto Borge Angulo, al niño verde o al gran número de fresas de diván, que antes y ahora, se ha acercado a exprimirle el jugo al Estado de Quintana Roo. Sin embargo: gana elecciones porque transmite serenidad.
Hoy en día, el “bocón” que lo calificaba de esta forma tan peyorativa, es uno de los integrantes del gabinete más repudiados del Gobierno de CJ, y Torres Llanes es probablemente el candidato más fuerte en el sur del Estado de cara al 2018; sea que continúe en el municipio, o que se lance a una diputación, lo que ya debe de definirse dentro de pocos días o semanas .
El día de hoy me recibió en su oficina y tuvimos una plática. Le pregunté que cómo se pasa de ser candidato, a ejecutor de políticas públicas en un municipio sin recursos. Es cierto que Luis ha tenido una amplia trayectoria como funcionario público, en los gobiernos priistas, pero no debe ser sencillo el tránsito actual, enfrentando las ganas de un cambio visible por parte de la ciudadanía, con las arcas gubernamentales vacías.
En su opinión las personas que le han acompañado en el Gobierno de la ciudad son gente experimentada, que no han tenido que aprender en el camino, y ello ha facilitado las cosas. Algunos de sus colaboradores han tenido críticas, pero en general, la gobernabilidad del municipio se ha ido manejando de forma suficiente. No me ha manifestado problemas serios entre sus partidarios, los panistas o los perredistas que entraron a ocupar posiciones políticas en el municipio; incluso me han comentado del buen talante de Sara Muza Simón, regidora del PRI en la actual administración.
A muchos de los que le acompañan de forma más cercana le habían sido cerradas las puertas por un PRI “aristocrático”, que se alejó de la gente, como él mismo reconoce. De hecho, para abrirse camino y llegar a ser diputado local, tuvo que manifestarse frente al partido; y tratar de contender por la presencia del Revolucionario Institucional. Su “consolación” fue una candidatura a diputado de mayoría, que logró materializar por el antiguo distrito tercero.
Estamos demasiado acostumbrados a la disciplina partidaria, y a los liderazgos incuestionados. ¿Qué pasa cuando las personas normales asumen posiciones de poder? Esa es una pregunta que me gustaría responderme, especialmente por la coyuntura política por la que atraviesa el país, en la que se necesitan “gestores” que realicen su trabajo, y políticos con una visión más o menos definida de lo que quieren hacer.
No tengo muy claro si Luis Torres tenía idea de lo que podía lograr en el municipio, antes de convertirse en Presidente Municipal, pero sí se puede afirmar que ahora conoce bastante al detalle las acciones que se han ido realizando en este año de gestión.
Se le nota tranquilo y cómodo al responderme a la pregunta sobre qué obras de gobierno le hacen sentirse más orgulloso. Intuitivamente me responde que temas de salud, vialidades y seguridad pública. Después de una pausa me señala, como en un guiño, que han conseguido reducir la deuda con el IMMS y el ISSSTE. También elogió el trabajo que ha realizado por el DIF municipal.
La mayoría de los fondos que se han gestionado tienen origen federal. Señala que hay que ser consciente de la gran crisis económica por la que atraviesan muchos chetumaleños, y que hay que ser mesurado y sensible en relación a la recaudación de impuestos y el incremento de los recursos propios. No hablamos de recursos estatales para la ciudad capital.
Se han destinado cincuenta millones para siete casas de salud, tres clínicas dentales regionales en Rovirosa, Morocoy y Dos Aguadas, y un centro de salud en las Américas. En relación a la pavimentación, está especialmente satisfecho del trabajo hecho en la comunidad de Pedro Joaquín Coldwell en la Rivera del Río Hondo (el día que caminamos aquella comunidad en campaña recuerdo que hacía un calor … ), y también en Cacao, Allende, Buitrón y Nicolás Bravo. En relación a los temas de seguridad, me apunta que, tras un inicio complicado, y muy cuestionado por muchos ciudadanos, han conseguido reducir algo los indicadores delictivos (a pesar de que muchos perciben que no se logrado). Está especialmente contento con un recurso que se ha logrado gestionar de 14,000 pesos por policía para el mejoramiento de sus viviendas.
Le pregunté por el Km 55, en Mahahual, en donde recuerdo que había muchas demandas de campaña, y le señalé que hace poco ví en Facebook que estaban inaugurando la regulación del servicio eléctrico. Me responde rápido y sin mirar un solo papel me comenta que ya se terminando la segunda etapa de este proceso, y que se va a iniciar la tercera. Que han tenido algunos problemas con CFE, pero que están logrando cumplir con su meta. Ahora dependerá de que los ciudadanos comprueben sus propiedades, porque hay algunas situaciones irregulares, para que se puedan ir conectando. Sin mediar otra pregunta me señala que también consiguieron llevar una línea de media tensión del final del malecón de Mahahual, hasta un kilómetro y medio más allá para dar servicio a los negocios que se encuentran instalados en esa dirección.
Uno de los retos no logrados hasta el momento y muy difícil de gestionar es el asunto del transporte público. Se consiguió traer unidades nuevas, se negoció con SINTRA, con los taxistas, pero finalmente se retiraron. En su opinión, es importante que el sector privado se involucre para que este servicio se pueda proveer, pero la dificultad son los problemas de rentabilidad para estas empresas.
No hablamos de todos los temas, y sería tedioso el relatar en estas líneas todos los aspectos relacionados con la gobernabilidad del municipio. La impresión que me llevo, es que Luis Torres es una persona que en estos momentos se encuentra tranquila. Me presume de que ha podido seguir en contacto con la ciudadanía; que ha dado la cara y que no se ha escondido ni se va a esconder frente a cualquier problema que se presente. Sobre el afecto de la gente, dice que éste va y viene, pero que lo importante es generar estructuras que funcionen, y que brinden servicios de calidad. La situación del municipio sigue siendo muy delicada, pero en sus palabras: “hay que trabajar; no se puede bajar la cortina y cerrar”.
Como se puede apreciar, ésta ha sido una entrevista cordial. No le he buscado tres pies al gato, ni he querido hacer que Luis se sintiera incómodo. Quería sentir su vibra, y que me contara sobre las cosas que le están generando satisfacciones. Me interesa mucho, a medio plazo, reflexionar sobre el hecho de que personas normales, que no intentan apantallar, se encuentren al frente de las instituciones. Creo que ese es uno de los pocos caminos posibles para desencallar al sistema político mexicano, y quizás éste pueda ser un ejemplo de que es posible. Lástima de la disciplina partidaria.
Ya pronto llegará la campaña, y si Luis Torres se lanza a la competencia, unos y otros le deberán buscar las meteduras de pata, los errores y los problemas; y él deberá responder. Ésta no era mi intención el día de hoy. Sin embargo, si debe ser el de una ciudadanía activa y preocupada, con el objeto de ir poco a poco mejorando la gobernabilidad de nuestro municipio capital.
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