Un fin de semana entre Monterrey, Zacatecas y San Luis Potosí y sus caminos.

5 de agosto 2019

Ustedes saben que me apasiona manejar y conocer paisajes. Tengo un carrito pequeño, pero rueda y funciona. El jueves pasado salimos para Monterrey, al Congreso de ALACIP. Salimos a las 8.30 de la mañana y llegamos a las 8.00 de la tarde.

Nunca había ido hacia el Norte manejando y me encantó. Nos lanzamos por la pista de cuota, pasamos San Luis, Matehuala, Saltillo y entramos a las majestuosas montañas de Nuevo León. Fueron muchos kilómetros de desierto, que me recordaban a los Monegros aragoneses, pero con palmeras del desierto, nopales y otro tipo de plantas espinosas. Dicen que también con serpientes de cascabel y alacranes venenosos.

Durante buen rato del trayecto, mientras rodeábamos las montañas, camino de Coahuila, soplaba un viento muy fuerte y tenía que llevar cuidado de mantener firme el carro.

Llegamos a Monterrey y por fin entendí que está rodeado de montañas. No se comprende igual la ciudad llegando en avión. Allá nos hospedó mi amigo Sergio Nava, que nos trató muy bien. Visitamos un cerro, fuimos al parque fundidora, nos trepamos al horno número tres y acabamos haciendo el paseo de Santa Lucia por el canal y visitando la Macroplaza. Allá fuímos al museo del Palacio de Gobierno y escuchamos una banda tocando rock and roll, mientras la gente bailaba.

No había dinero, o sea que a puros tacos y tortas. Nada de ir al Rey del Cabrito.

De regreso me confundí de ruta, y fue un excelente error porque esa pista libre nos llevaba a Zacatecas. Salimos a las 9.00am y a las 2.30pm ya estábamos en la ciudad de los rincones mágicos. Atravesamos el desierto de Coahiila y Zacatecas; más seco que el que habíamos circulado de ida.

Llegamos a la ciudad, comimos unos tacos, y paseamos las calles, sorprendiéndonos en cada rincón visitado. Una maravilla de lugar; una gozada de museos. Vimos el de Pedro Coronel y el de Francisco Goitia que se encuentra en el antiguo palacio de gobierno. Me agradó mucho conocer exposiciones de artistas zacatecanos, varios de ellos muy consagrados internacionalmente. Me agradó ver que Barcelona sirvió de inspiración a alguno de ellos.

Ya las cinco y algo teníamos que seguir para San Luis. Sin embargo, en media hora más había un evento en la calle principal del centro de la ciudad y no podíamos movernos. Un policía municipal nos la hizo de jamón y no nos permitió mover una valla que impedía el acceso al centro, pero que debía estar abierta para salir de él. Tenía cara de mal encarado, como cuando te pones muy mamón para que la mordida sea más sustanciosa. Sin embargo lo dejamos por la paz. Estábamos ya resignados a esperar hasta las 12 de la noche cuando Omar platicó con unas gentes de protección civil y nos dejaron pasar con el carro.

Dos horas más tarde ya estábamos en el hotel en San Luis y cenábamos en la plaza del Palacio de Gobierno. Hoy aprovecharemos para visitar esta ciudad y para prepararnos para el evento de mañana con el gobierno del estado y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Es un seminario sobre drogas y sus políticas.

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