¿Diputados traidores?

Publicado en Por Esto

3 septiembre 2019

El 22 de junio del 2016 un grupo de ciudadanos ocuparon el Congreso de Quintana Roo, y finalmente tomaron la tribuna, tras tratar de impedir que los diputados de la XIV legislatura aprobasen en el recinto el “paquete de impunidad” que Roberto Borge Angulo mandó al Congreso. Esa noche, algunos de los que serían diputados en la XV legislatura estaban presentes. Fue una jornada emocionante. Cansados, pero animosos pasamos aquella noche sentados en el hemiciclo. Recuerdo que especialmente el “Chino” Zelaya se la pasaba pidiendo que no se arrojara basura y que fuésemos civilizados con las instalaciones. Nos emocionamos, se tomó la tribuna, se cantó el himno de Quintana Roo y de México; y Tania Casa Madrid, que había sido candidata por el PT a diputada volvió viral un video, en el que de fondo se escuchaba a la gente gritar “traidores” a los diputados que votaban a favor de Borge Angulo. Hoy encontramos de nueva cuenta que varios de esos diputados, como Hernán Villatoro, o regresan al Congreso, o siguen activos en el escenario político quintanarroense.

La creatividad popular inventó el “muro de la vergüenza”, y calificó de “traidores” a todos los diputados que apoyaron esa medida. Todavía hoy en día en las redes sociales circulan las fotografías de esos políticos con leyenda de traidor, y algunos tratamos que no se olvide. Sin embargo, la memoria colectiva es muy corta, y son pocos los que recuerdan las acciones y responsabilidades de los políticos con nombres y apellidos.

Servir en el legislativo local es un gran honor. Si me permiten una referencia personal; en la década de los noventa, en la que su servidor estaba muy metido en política en España, mi máxima aspiración no era ser diputado en Madrid, o Senador. Mi máximo sueño era ser diputado en el Parlament de Catalunya, que es de donde soy originario. Quién sabe si lo hubiera logrado, pero la vida me llevó por otros caminos; los Estados Unidos primero y México después, en donde me he naturalizado y en dónde he participado en política como comentarista, y asesor. Sé que a pesar de la vocación nunca seré un representante popular, pero estoy feliz con el espacio que la vida me ha regalado.

Cuento esto, porque servir en un legislativo local, en mi opinión, es uno de los honores más grandes que uno puede tener. La política implica vocación de servicio y no debe ser visto como un modo de enriquecerse rápidamente. Es lamentable que pensemos que los políticos sólo piensan en su beneficio personal.

En Quintana Roo, y en muchas partes de la República, el congreso local es despreciado por los ejecutivos, y es percibido por la ciudadanía como la “cueva de Ali Babá y los 40 ladrones”. Los diputados no son verdaderos representantes del pueblo, ni lamentablemente buscan legislar por el bien común, salvo honrosas excepciones; sino que se convierten en un apéndice del aparato gubernamental, a cambio de generosos cañonazos que van y vienen según la conveniencia. Es muy difícil encontrar debates interesantes, y son pocos los que hacen política en mayúsculas. El ejecutivo es “irresistible”, y la tentación de dejar los ideales al lado, a cambio de dinero, muy grande (si tú no agarras, otro lo hará, serás penalizado por el partido, tratado como menso e igualmente saldrá aprobado lo que el ejecutivo pretende). Esa es la percepción que el ciudadano tiene.

La XV legislatura no ha sido la excepción. Desde sus inicios el presidente de la Gran Comisión del Congreso Eduardo Martínez Arcila ha sido muy cuestionado y reclamado por oscuros manejos de los recursos. Inició el periodo con el travestismo de los diputados de MORENA; por un lado, Juan Ortiz Vallejo y por otro Ángeles Vázquez Pech, se dejaron cautivar por los encantos de Miguel Ramón Martín Azueta, que en esas fechas cabildeaba en el congreso para conseguir el máximo apoyo posible para el gobernador. Otro de los que cambió de bando rápidamente fue Juan Carlos Pereyra, que se llegó a convertir en uno de los principales operadores políticos del gobernador. Finalmente, un buen grupo de diputados, con la consolidación de MORENA han pasado a engrosar las filas de este partido político.

Por otra parte, a los principales estandartes del PAN y del PRD, también les dio flojera el congreso local y buscaron otras posiciones. Mayuli Martínez Simón es ahora Senadora; Laura Beristain y José Esquivel son presidentes municipales de Solidaridad y Carrillo Puerto respectivamente; y Emiliano Ramos y Fernando Zelaya hicieron su intento, pero no lograron cambiar de silla en este período. También lo intentó Carlos Mario Villanueva, pero regresó al Congreso Local al no ser contemplado en sus aspiraciones.

El número de asesores y las cantidades de recursos destinados a los mismos han sido duramente criticados; se señala que el jugoso contrato para la implementación del nuevo sistema de asistencia legislativa y votación electrónica fue encargado a empresas afines a amigos de Martínez Arcila, y que otras contrataciones han sido opacas.

A pesar de la tensión política que ha existido en todo este período, no ha existido una oposición efectiva, y los diputados de todas las bancadas han pactado con el Gobierno, según sus conveniencias. El Congreso Local, como se ha señalado, ha sido utilizado como plataforma o trampolín para competir electoralmente en diferentes procesos electorales y también para entregar favores; y ha perdido valor. Es por ello que en la opinión pública se califica tristemente de “traidores”, a los mismos que gritaron “traidores” a los diputados de la XIV legislatura. La política no puede ser tan hipócrita.

¿Cuáles son las grandes políticas que se han impulsado desde el Congreso? Pocas personas lo saben. Realmente el impulso ha sido aprobar y soslayar lo que el ejecutivo ha enviado por necesidad de cubrir apariencias y de cumplir con la formalidad. Se señala en la página web del Congreso de Quintana Roo que en esta legislatura que concluye se ha sesionado en 298 ocasiones; se han presentado 534 iniciativas, se ha llegado a 199 acuerdos y se han aprobado 355 decretos y declaratorias, pero poco es lo que la opinión pública informada conoce de todo este trabajo, salvo en los casos más noticiosos.

¿Qué va a pasar con los legisladores que dejan su cargo? Algunos se han reelegido, por su partido político, o por otro diferente. Otros se van a “colocar” en la administración estatal o en la federal, y finalmente unos pocos desaparecerán del escenario político, porque son irrelevantes y no han hecho nada positivo que merezca la pena recordar. Vivimos en un país en el que la clase política se “recicla”. En el que poco importan los ideales, sino los conectes y las lealtades transitorias.

Ojalá el próximo congreso local recupere las ganas de hacer política en mayúscula. Que no sean los intereses partidarios los que prevalezcan, y que los legisladores electos se tomen en serio su representación. No debe existir un legislativo al servicio del gobernador, ni uno al servicio del proyecto de MORENA. Debe existir un poder independiente, que piense en la gente; y unos diputados que se sientan orgullosos de serlo. Tiempo al tiempo, veremos lo que sucede.

Add Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *