17 de enero del 2021
Juan Manuel Herrera, o su pareja Trinidad Guillén serán los candidatos de la coalición PT-MORENA-PVEM en Bacalar; a pesar que la coalición tiene muy pocas posibilidades de ganarle a José Alfredo Contreras (Chepe), que se va a presentar por Movimiento Ciudadano. La coalición PRI-PAN-PRD-CONFIANZA todavía tiene la oportunidad de crear un equipo competitivo que tenga la posibilidad de enfrentar con éxito a este par de cínicos, cuyos intereses están muy alejados de los problemas reales del municipio, del impulso de un destino turístico sustentable, o de las necesidades de sus ciudadanos.
En la cabecera municipal y en las comunidades de Bacalar conocen muy bien tanto al Chepe, como a Juan Manuel Herrera. En el municipio en general la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador se encuentra muy alta. La gente quiere que las cosas cambien, y que se persiga la corrupción, pero como los candidatos locales de MORENA y PT forman parte de las elites tradicionales, y no han hecho nada relevante por la gente, éstos salen muy mal evaluados.
Rivelino Valdivia con el empuje de Andrés Manuel López Obrador, perdió en la contienda electoral para la presidencia municipal de Bacalar en 2018, y Ana Pamplona, a pesar de ser electa diputada en 2019, y de ir en coalición con MORENA, sólo consiguió 200 votos más que el PT en el 2016 (o perdió los 1,500 votos que MORENA consiguió por su cuenta, como se quiera ver). En la actualidad, tanto Ana Pamplona, como Juan Manuel Herrera no pasan de un 1% de las preferencias de los ciudadanos en diferentes encuestas realizadas en el mes de diciembre del 2020.
La muestra de una de esas encuestas fue de 424 personas (109 en la cabecera, y 315 en comunidades). En ella el Chepe, conocido por casi todo el mundo, tenía un 36% de las preferencias, Tania Casa Madrid un 21% y Javier Padilla un 15% (los dos últimos era conocidos por la mitad de los encuestados aproximadamente). En su perfil el Chepe obtenía una valoración por parte de los ciudadanos de un 5 sobre diez en la cabecera, y de un 5.4 en comunidades, presentando muchos negativos por el recuerdo que tiene la gente sobre su falta de resultados, y por la percepción arraigada de su falta de honradez.
Juan Manuel Herrera fue diputado local priista en la época de Roberto Borge, y el Chepe fue también diputado local y presidente municipal priista en esos años. Formaron parte del problema que la mayoría de los ciudadanos en Quintana Roo quiso combatir con la elección de Carlos Joaquín González en 2016, y de AMLO en el 2018: la desmedida corrupción de la clase política.
Paradójicamente, la única esperanza que tiene la ciudadanía bacalarense, en estos momentos, es que el PRI, y el gobierno de Carlos Joaquín, hayan entendido el mensaje ciudadano, y presenten un equipo en las elecciones que pueda enfrentar la corrupción avorazada con credibilidad, y muestre señales claras de querer impulsar un crecimiento de Bacalar que tome en cuenta el frágil ecosistema de la laguna se mantengan. Si la coalición PAN-PRI-PRD-CONFIANZA quiere tener alguna posibilidad de competir en serio en esta contienda, no tiene otra opción que armar un buen equipo. En otro caso está entregando el proceso electoral y una buena oportunidad sin tan solo intentarlo, y está condenando a Bacalar y a su laguna a una nueva administración corrupta que le siga partiendo su madre al ecosistema y al crecimiento económico del sur de Quintana Roo.
En la mesa de negociaciones para formar la coalición de MORENA-PT-PVEM, Patricia Casados, delegada del PT en Quintana Roo, y Hernán Villatoro, propietario histórico del PT pusieron en la mesa, como irrenunciable, su pretensión de lograr Bacalar. Los dos personajes le habían pasado la “charola” a Juan Manuel Herrera, pero la primera había logrado vender más cara la plaza y Villatoro se sintió traicionado y empezó a apoyar a Ana Pamplona.
El argumento era que Bacalar era territorio histórico del PT y que podían ganar (a pesar de que Mauricio Morales, y las estructuras tradicionales del PT no quieren saber nada ni de Juan Manuel Herrera ni de Ana Pamplona). El Partido del Trabajo estaba molesto porque de las cuatro diputaciones federales, MORENA se había quedado con dos posiciones y el PVEM con otras dos. Desde ese momento Patricia Casados empezó a convencer a propios y extraños de que el PT podía obtener hasta 4 o 5 presidencias municipales (se hablaba de Othón P. Blanco, Bacalar, Carrillo Puerto, José María Morelos, Tulum y Cozumel). En ese momento, empezó a recaudar fondos entre los posibles candidatos, a los que engañó y luego los dejó tirados, porque el PT sólo pudo optar por un municipio.
¿Cuál fue el criterio de selección de Bacalar? No fue el electoral, porque la coalición MORENA-PT-PVEM, no tiene ninguna opción de ganarle al Chepe Contreras, y lo saben. Hernán Villatoro, dolido por haber perdido el recurso económico de Herrera, ha estado recientemente apoyando con fuerza a la diputada Ana Pamplona; y José Luis Pech -que parece que no será candidato en Solidaridad-, ha regresado a impulsar su referente moral en el sur de la entidad; y dándose cuenta del “desmadre” y del “despropósito” ha aparecido para respaldar a la Pamplona. Pech tuvo que lidiar en el 2017 y 2018 con las ambiciones de no perder el poder político de Eduardo Ovando Martínez y de su socio Juan Manuel Herrera, cuando se le incrustaron en MORENA, y trataron de ganar espacios en el “Movimiento de la Regeneración Nacional”, y no acabó en buenos términos con ellos.
Por su parte, a pesar de los deseos de cambio de la gente en Bacalar, y del apoyo que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene sobre el territorio, los malos liderazgos de MORENA, han llevado, a que igual que en Othón P. Blanco, este partido político haya perdido el tiempo y no cuente con estructuras partidarias o electorales sólidas; por lo que los intentos de algunos políticos de MORENA por abrirse espacio, están condenados al fracaso. Los lideres y representantes de MORENA-PT no han sabido trabajar por la gente, y se han quedado en sus oficinas sin resolver problemas, lo que ha provocado su distancia con el electorado, que ha perdido la confianza en ellos.
De momento, Patricia Casados, ya se mueve en una camioneta nueva de lujo, y ha pasado por el quirófano. No conoce bien a Juan Manuel Herrera (les recomiendo releer la serie de Bacalargate en www.encuadrepolitico.com). Si Herrera no consigue el trono de Bacalar, ésta, igual que Villatoro y otros muchos no verán la tierra prometida. A Juan Manuel no le interesa construir un verdadero “pueblo mágico”, ni un crecimiento sostenible; lo que le interesa es que Bacalar crezca de forma desordenada sobre los terrenos del ejido Aaron Merino Fernández, y si las diferentes pandemias se lo permiten, vivir una vida de millonario opulento a costa de los bacalarenses. ¿Es esta la forma de entender la 4T?
En este contexto, el Chepe tiene una gran posibilidad de ser nuevamente presidente municipal de Bacalar. Algunos integrantes de la clase empresarial se pudieran sentir satisfechos, porque seguro que llegará a compromisos y los cumplirá; sin embargo, de qué le sirve a Bacalar de nueva cuenta un político soberbio y prepotente, sin visión estratégica de ningún tipo y con antecedentes de mostrarse como un machista sin remedio, y un vengador sin causa.
Bacalar necesita una coalición de políticos que piensen en grande, que le pongan freno a la corrupción y que busquen sin protagonismos que al municipio y a su gente le vaya lo mejor posible. Eso es lo que nos debe interesar a todos los que queremos un mejor futuro para el sur del estado de Quintana Roo.
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