1. Un troll es básicamente feo. Lo sabe y el complejo le retuerce las entrañas. Por eso escupe veneno como si tuviera el vientre suelto.
2. Un troll tiene hambre. Es un mercenario sin ideología. No tiene conciencia ni corazoncito. Quiere quedar bien con su dueño, y ello le hace ser creativo, inventar historias, calumnias y hasta encuestas.
3. Es cobarde y soberbio. No tiene nombre, ni es reconocido; ello le amarga la existencia, porque le gustaría ser protagonista. El político lo utiliza y luego lo desecha. Después de una campaña regresa nervioso e insatisfecho a su casa. Debería profundizarse en los estudios de violencia doméstica y preguntar a los que violentan. ¿Fuiste troll en algún momento de tu vida?
4. Hay personas que ejercen de troll un rato; no se lo toman personal. Viven de ello, pero sin pasión (incluso se pueden divertir). Es un trabajo más y son buenos con el teclado. Cómo en la magia, unos sólo le entran a la blanca, y otros no salen de la oscuridad. A los profesionales yo les guardo mucho respeto.
5. Hay trolles muy brutos y bastante pendejos. Como en la vida, no se puede hacer mucho por ellos.
6. Un troll tiene un mecanismo de activación muy primario. Le escibes buuuuuuuuu!!!!! y empieza a chorrear creatividad.Las redes y su utilización en la formación de la opinión pública es un fenómeno que ya no es tan nuevo. La propaganda, el rumor y el chisme son tan viejos como el ser humano.
Distinguir entre una noticia cierta y una fake new cada día es más complicado; sobretodo si no nos importa sobre lo que se está hablando.A pesar de ello una cosa es cierta. Es mucho más normal saber con certeza con quién estamos hablando o interactuando, para saber si confiamos o no; que cegarnos por alguien del que no sabemos ni su nombre.
Sí lo políticos suelen decir mentiras en campaña; imagenen los que no tienen rostro, y se esconden en el anonimato. Esos se atascan con los mitos, y vuelan sin límites por su colorida imaginación
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