19/07/2016
Estas elecciones han demostrado que, si los partidos no presentan candidatos “ganadores”; la gente entre opciones no deseables, elige lo que piensa que le beneficia de forma inmediata: despensa o voto útil. Es por ello que los líderes partidarios deben ser generosos, y olvidarse de sus intereses personales, a efectos de elegir candidatos que el pueblo esté en condiciones de apoyar. El caso de José Esquivel en Carrillo Puerto es un ejemplo evidente. Descabalgado en su opción de ser candidato a presidente municipal, se presentó a diputado por el Distrito XII. Mientras la coalición UNE ganaba esa diputación, perdía la competencia por la presidencia municipal de Carrillo Puerto.
No hay duda que ya estamos iniciando la próxima campaña electoral. En primer lugar, porque las encuestadoras nacionales así nos lo están recordando, y en segundo porque Carlos Joaquín necesita ganar municipios y diputaciones dentro de dos años para consolidar no sólo los resultados de su gobierno, sino incluso para asegurar el futuro político de una generación de ciudadanos, que, cansados de las estructuras tradicionales, quieren hacer las cosas de una forma diferente, y que han apostado por jugarse su futuro personal, en aras de que el gobierno del estado cambiara su dinámica.
Por supuesto, para que ello sea posible, el gobierno que inicia a finales de septiembre debe cumplir en la medida de lo factible, con las expectativas de la gente que le apoyó. Sin embargo, por su importancia, desde ya, debe trabajarse en fortalecer liderazgos locales y estructuras partidarias en los diferentes municipios del estado.
Estas elecciones han demostrado, que, ante la ausencia de una prensa libre, que refleje pluralidad de opciones y que sea respetuosa con la oposición; las estructuras partidarias y la presencia en la calle a través de las caminatas, se convierten en instrumentos básicos para ganar una elección en Quintana Roo. Othón P. Blanco es el ejemplo claro de esta circunstancia. El alto porcentaje de voto se debió sin duda al hartazgo de la ciudadanía, pero especialmente al liderazgo de Luis Torres, aceptado por la ciudadanía, y a un tremendo esfuerzo de estructuras partidarias sobre el terreno.
La reconstrucción del tejido de una prensa libre e independiente no va a ser sencillo en el estado. El mercado periodístico es pequeño, y los comunicadores, lamentablemente dependen de los convenios con gobierno. No estoy seguro si únicamente creando condiciones de libertad informativa, sea posible consolidar una prensa independiente y profesional, que logre tener beneficios suficientes con el ingreso de sus lectores y la publicidad no gubernamental. Por ello no es sencillo imaginar un escenario radicalmente diferente en el corto plazo. Aunque los modos cambien, y los “chayos groseros” pasen a la historia, no nos podemos engañar: el que paga manda, y los periodistas necesitan un ingreso para comer. Ojalá surjan varios proyectos independientes de verdad, que logren abrirse camino, y ganarse el respeto popular; y que el gobierno entrante no caiga en la tentación de monopolizar la información.
En este contexto los partidos deben trabajar con el objetivo claro de generar estructuras locales, que sean útiles como canales de intermediación entre la población y el gobierno. Que no sirvan para distribuir recursos individuales, sino para identificar problemas colectivos, que deban ser atendidos por el gobierno. Debe rescatarse el modo organizacional del PRI, que ha tenido mucho éxito a lo largo de los años y trasladarlo a otras opciones partidarias; eliminando de esta ecuación el aspecto paternalista y la compra del voto. Se ha de sustituir esta variable por liderazgos aceptados por las comunidades, comunicación efectiva de la ciudadanía con el gobierno, y resultados reales que beneficien a los ciudadanos en sus municipios. Combinando liderazgos aceptables, con estructuras partidarias, y respuesta gubernamental a problemas colectivos, en las próximas elecciones Carlos Joaquín tendrá la opción en Quintana Roo de darle la vuelta del todo a la página, y se convertirá en un importante aliado del próximo Presidente de la República.
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