¿Por qué es importante la unidad nacional frente a las medidas de TRUMP?

29 de enero de 2017

El resurgimiento de los escudos y las banderas en los perfiles de Facebook o de Whatsapp están sirviendo para mostrar inconformidad frente a las absurdas políticas del nuevo Presidente de los Estados Unidos. Particularmente no soy fan de las banderas.  He vivido en diferentes ciudades y países, y me he dado cuenta de que las personas no somos tan distintas.  En este caso, frente a la agresión, creo que es necesario posicionarse sin ambigüedades.

Trump no es los Estados Unidos. Ni los estadounidenses son Trump. Hay mucha diversidad en la nación vecina. De hecho, él como candidato perdió la elección por más de tres millones de votos. El sistema electoral de ese país, que ni es bueno, ni es malo… es el acordado por todos…le dio la victoria, y no toca de otra, sino la de aceptar el resultado, Sin embargo, en Estados Unidos, existe equilibrio de poderes, y a pesar de que en los próximos dos años los republicanos tengan mayoría en el Senado y en la Casa de Representantes; una legión de abogados, de jueces, de alcaldes y de gobernadores no le permitirán hacer las cosas a su antojo. El “dictador” de pelo amarillo, no tiene las mismas prerrogativas, ni libertad de acción que tuvo Hitler en su tiempo. A pesar de ello, se ha rodeado de gente que se aleja del ideal democrático. Me tocó trabajar durante cuatro años en Washignton DC con una de sus figuras emergentes para América Latina: Craig Deare, y se me encoje el corazón … ¡qué miedo… y qué pena!

La cultura política mexicana empapa a todos los partidos. De hecho, permea la sociedad sobre la que los partidos se asientan cómodamente. Los mismos errores ha cometido el PRI, que el PAN que el PRD… y por supuesto el PVEM y MORENA no son más que lo mismo y lo han demostrado en diferentes ocasiones: no debemos fingir demencia. También, nos encontramos con una serie de “ciudadanos” frustrados; respetables muchos, para los que sin embargo la única receta posible para posicionarse frente el país, es la de apartarse como “puros” y señalar que el mundo no va a cambiar. Podrían quitarse la vida, en su lógica, pero no lo hacen, porque, en el fondo, forman parte de las clases medias pensantes, y tampoco dejan de beneficiarse del estilo de vida clase mediero de los de su condición (que es la de muchos de nosotros, por cierto).

México necesita un pacto profundo que cambie las cosas a su interior. Una verdadera transformación en las reglas del juego. También debe reconocer que es un país “enorme”, como le gusta decir a Trump, con situaciones problemáticas muy complejas y difíciles de abordar. Se ha de estar dispuesto a ver lo bueno, a superar la frustración, y a tener un norte más o menos definido hacia el que a los ciudadanos nos gustaría dirigirnos como nación.

El Gobierno de Enrique Peña Nieto ha sido muy complicado y ha fracasado. Si nos reíamos de Fox porque era poco menos que “bruto”, nos asustamos con Calderón por “sádico”, y por llevar a México a una guerra interna muy compleja; lo de Peña Nieto no encuentra adjetivos. Refleja el estallido negativo de dinámicas muy complejas…. que pone los nervios ciudadanos al borde del colapso. Sin ambigüedades: por la corrupción, el desgobierno, el autoritarismo de los gobernadores. Por la mala suerte (que también existe), la guerra contra el narco… o por lo que sea … este sexenio ha sido un desastre y la gente ha perdido su paciencia.

Sin embargo, una cosa es una cosa, y otra es otra. Lo de Trump no tiene “madres”. Este es un momento que se debe aprovechar para reflexionar como nación. Zedillo ha dicho que podemos sobrevivir sin TLC porque hay otras opciones. Calderón, que nos vendió al vecino bien feo, también ha levantado la voz y ha dicho que la Seguridad Nacional de los Estados Unidos depende de México.

¿Exageran? No lo hacen. Este país pese a quien le pese es una de las economías más importantes del mundo. México tiene cartas negociadoras fuertes frente a Trump y debe usarlas. Lo ha de hacer por dignidad, como nación soberana, pero también porque puede hacerlo.

Una de las razones por las que muchos funcionarios del Departamento de Estado han renunciado, es porque Trump, claramente, se ha confundido de enemigo, y ello le va a causar problemas mayores. México no es parte del eje del mal; es un vecino que necesariamente debe ser un aliado… y que puede causar muchos problemas, si la mentalidad del nuevo presidente estadounidense y de sus aliados radicales se impone.

Los Estados Unidos no aguantaron tres escenarios de guerra en el 2008. Su economía no fue lo suficientemente robusta. ¿Qué piensan hacer ahora, cuando los soldados estadounidenses siguen ocupando la mayor parte del presupuesto federal en diferentes escenarios en el mundo? Sí México opta por una actitud pasiva, el problema de los migrantes, del narcotráfico, e incluso el tránsito de posibles terroristas a través de la frontera sur americana se va a convertir en una amenaza real. ¿Cómo piensa gestionar esta situación Trump? ¿Piensa regresar a sus tropas para vigilar el muro? ¿Quién le va a facilitar la inteligencia necesaria si pierde un socio tan importante como México? Esto únicamente si nos referimos a aspectos de seguridad; sobre los comerciales no estoy en condición de comentar por mi falta de conocimiento.

El nacionalismo “estúpido” de muchos votantes de Trump, no está menos informado, ni es muy diferente al de muchos ciudadanos de un montón de países del mundo. El ser humano es complejo y las actitudes poco edificantes, interesadas, y mediocres se encuentran en amplios sectores sociales de todos los países. No somos tan diferentes; más allá del color, la religión, y otras características particulares. Muchos han votado a Trump, y otros antes lo hicieron por Obama, o por Bush y Reagan; pero también por Clinton y Jimmy Carter. Así es la gente… Tampoco en México, o en otros países se cantan mal las rancheras.

El ser humano es imperfecto, y sus gobiernos también lo son. En un par de años es muy posible que López Obrador gane las elecciones federales en México. A mí no me agrada esa opción. Sin embargo, ¿qué opciones encontramos? Si eso sucede, en mi caso por lo menos, creo que agacharé la cabeza y trataré de hacer las cosas lo mejor posible… y si todo se jode mucho… pues me iré a otro lado, como ya he hecho en varias ocasiones a lo largo de mi vida. El buen gobierno es más raro de encontrar de lo que nuestras expectativas señalan, pero no por ello hemos de renunciar a los básicos criterios de convivencia.

En estos días, cuando me encuentro con opiniones que critican el colocar las banderas en el Whatsaap, o en el Facebook, recordando el gasolinazo, el desgobierno, la inseguridad, y otros problemas que vivimos en el país; he de confesar que me hacen perder un tanto la paciencia. Este país está mal…. pero tiene cosas muy positivas. ¿Si no somos los ciudadanos los que señalamos en nuestros espacios nuestra posición, quién lo hará? A los gobernantes hay que marcarles el camino. Es necesario que la ciudadanía les presente alternativas. Si no lo hacemos, la responsabilidad también es nuestra.

A estas personas, unas opinando condicionadas por un deshonroso cálculo electoral, frente a las elecciones del Estado de México en 2017, y las federales del 2018; y otras deshojando el paso de sus días, instalados en una soberbia intelectual improductiva y descorazonadora, creo que se les debería preguntar sobre las alternativas, para tratar de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.

México es un país importante. Va más allá de los héroes o de la historia romántica. Es un conglomerado de personas que merecen una vida lo mejor posible. Los ciudadanos le hacemos un escaso favor si no participamos, tanto en la imaginación de alternativas de gobernabilidad, como en el cambio de hacer las cosas. En momentos de emergencia, como el actual, en mi opinión, sí se debe buscar una unidad, y ayudar a los dirigentes políticos a tener los elementos necesarios para encabezar una negociación en la que este país tiene mucho que ofrecer y negociar.

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