Recuerdos de una jornada electoral tensa en Chetumal: el «asalto» de la Escuela Secundaria Escobar Nava en Solidaridad. Sección 307. Macrocasilla con 5,882 votos en disputa; y 8 casillas contiguas.

7 de junio 2016

El día jueves por la noche recibí el honroso encargo de coordinar a poco más de 200 observadores electorales de diferentes agrupaciones civiles, y otros acreditados, como mi persona, que nos habíamos inscrito por la libre. Eso me permitió tener el pulso de las tensiones, dudas, preocupaciones de un grupo amplio de personas que querían apoyar el cambio político, y que le entraron con todo. Sí hubo tensión en la jornada electoral, y antes de la misma… si hubo violencia, compra de votos, acarrero de votantes por parte del PRI, y otro tipo de situaciones que me compartían los observadores por teléfono por los cinco grupos de Whatsapp que creamos para facilitar la comunicación entre nosotros.

Hubo mucha tensión los dos días antes de la elección. Los principales coordinadores de las estructuras de Carlos Joaquin recibieron amenazas, de ser detenidos por las autoridades, para desmontar las cabezas de las «estructuras» electorales. Los «guardaron» en un local que prestó un simpatizante, y se siguió operando desde allá.

Independientemente del voto final, que por supuesto fue el definitorio, los ciudadanos del municipio de Othón P. Blanco se portaron con una ejemplaridad impresionante. No sólo aportaron votos invaluables, con una participación superior al 65% de los electores, para la diferencia que finalmente logró Carlos Joaquín en el estado, sino que incluso el entuasiasmo de la  gente nos permitió poder acudir en apoyo de Cancún y enviar a 31 observadores electores para apoyar en el cierre de casillas. Estoy convencido que la importancia política de la capital del estado salió reforzada tras esta contienda, y ojalá eso se vea reflejado, como Carlos Joaquín se comprometió.

Mi lectura apresurada, aunque escribiré reflexiones sobre la dinámica del voto en el Estado en otras columnas, es que la gente voto por un cambio de actitudes. Carlos Joaquín y Luis Torres en Othón P. Blanco simbolizaron ese cambio. La gente se expresó y ahora no debe ser decepcionada. Recuerden las frases que me comentaron: en el KM 55 de Mahahual: «ya sueño las mentiras»; así como en Nuevo Bécar, en la zona límitrofe: «llevo toda la vida esperando que no nos mientan». Lo que vivimos esta domingo es algo histórico, que se vive una o dos veces en la vida, y debemos ser conscientes: No porque perdiera el PRI, o ganasen los candidatos de nuestra prefencia, sino porque la ciudadanía se expresó en contra del abuso de poder de forma contundente. Si el Partido Verde ganó Cancún con un candidato tan mediocre, es porque su red de compra de votos y despensas, ya publicitada en los medios, rindió sus frutos y le apuntaló, a parte de otras circunstancias que deben de ser analizadas con calma.

No me quiero desviar del punto central de la columna. Sabíamos que la sección 307, en Solidaridad, que concentra 5,882 votos; así como la sección 794 en la Américas, con 3,184 votos y 5 casillas contiguas era fundamentales; y debían ser monitoredas. Repartimos 8 observadores en Las Américas, y 10 en Solidaridad, para garantizar presencia ciudadana en la jornada. A las cinco de la tarde me desplazé con Micaela Montejo, que me estuvo apoyando toda la jornada a las Américas. Nos encontramos con Ventura Mejía que estaba en el centro de votación y que me comentó que todo estaba en orden. Ese señor hizo un gran trabajo, como muchos, en la jornada. Entonces nos desplazamos a seguir el conteo de votos en la 307 de Solidaridad.

Esa noche el intento de asalto de ciudadanos para tratar de destruir las urnas de la macrocasilla de la ciudad, hizo famoso a este centro de votación. Eran las siete de la tarde aproximadamente, cuando escuchamos una turba enfrente de la puerta de la escuela, y oímos tres disparos. El presidente de la sección contingua 5, en donde Micaela y yo seguíamos el recuente se portó con mucha frialdad, porque estábamos muy cerca de la puerta, y señaló que cerráramos las ventanas y continuáremos con el proceso. La verdad es que nos olvidamos del exterior.

Reporté el hecho y solicité apoyo a gente de las estruturas de UNE, pidiendo que llegara gente pacífica a apoyarnos; de la misma manera lo circulé en los chats.

Tanta era la concentración en el interior de las casillas, que la preocupación no eran los disturbios, sino que se generó porque el abogado de UNE, un chico joven, se desmayó porque no había comido en todo el día, y al tomarse una pastilla para el dolor de cabeza colapsó, y tuvo que se sacado en ambulancia.

En las redes veíamos muchas cosas raras. Se hablaba de dos muertos en el exterior, del intento de asalto, para destruir las urnas, y de que se había detenido al autor de los disparos que inicialmente se identificó con la persona de Manuel Alcérreca Manzanares, acompañado por Sergio Flores Marrufo, y José Enrique Ramírez Zavala. Me sorprendió conocer esos nombres, pero seguimos trabajando.

Al final resultó que todo fue una gran mentira. El secretario Mercader envió unidades, y el comandante Yeladaqui apareció como el responsable de los disparos al aire. Nadie murió, pero se detuvo y torturó a las personas anteriormente señaladas. Se les golpeó en la procuraduría, se les reventaron los tímpanos, tengo entendido, y se comitió un último abuso de la autoridad. Finalmente llegó la policia federal y las cosas se calmaron.

Cuando salimos de la escuela nos encontramos con compañeros de las caminatas que habían acudido a protegernos pacíficamente: Olga Candelero, Manel Jean Baptiste, y otros amigos, entre los que estaban Ángel Marín y gente muy cercana a Luis.

Esa es la crónica de algo que no debe nunca más suceder en Chetumal, ni en el estado. Me he permitido subir las fotos de las actas de la casilla contigua 5 de la sección 307, que era en la que nos encontrábamos porque lo voy a recordar siempre; así como de las fotos de los ciudadanos agregidos por la policia del estado de Quintana Roo. En esta ocasión no debe permitirse la impunidad.

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