El estilo ofensivo de Donald Trump respecto a México, conduce al fin de la cooperación en políticas de Seguridad entre México y Estados Unidos

13 de enero 2017

El presidente electo de Estados Unidos no ha calculado las consecuencias de sus acciones. Desprecia a México y le falta al respeto sin ningún tipo de misericordia. Ha llegado el momento de pasar de la sorpresa a las acciones.
El estado mexicano debe cumplir con su tradición hospitalaria, y honrar la legislación migratoria que aprobó hace unos pocos años, en la que se enfatizaba el compromiso con los Derechos Humanos de los migrantes. A México le fue encargada por los EEUU la misión de controlar la Frontera Sur, y dificultar la llegada de migrantes hacia el norte (existe una gran preocupación de que cédulas terroristas utilicen México como zona de acceso a los Estados Unidos).
Frente a los muros de Trump, en este contexto, México debe retirar la exigencia de VISA, a todos los ciudadanos latinoamericanos. El INM, el ejército y la Policía Federal, en lugar de perseguir migrantes en tránsito, que en nada afectan nuestra Seguridad Nacional, deben cumplir lo que se deriva de la Ley; es decir, protegerlos y garantizar su seguridad. En este sentido debe apoyarse a todas las casas de migrantes del país, y hacerles difícil a los grupos criminales el utilizar a estas personas como negocio.
México debe aprovechar la coyuntura para concluir con la guerra que inició el Presidente Calderón, y que tantas vidas se ha llevado por delante tanto en México, como en todo Centroamérica. Debe aprovecharse la coyuntura para fortalecer de una vez por todas a las instituciones policiales del país en Estados y Municipios. Desde el año 2008 al 2015, México presupuestó un mínimo de 136 mil 930 millones de dólares en Seguridad y Defensa (Un billón 820 mil 346 millones de pesos). ¿En dónde encontramos los resultados? La guerra contra las drogas, y la falta de voluntad política dificultaron la obtención de los mismos. En este contexto el apoyo aprobado por la Iniciativa Mérida fue únicamente de 1 mil quinientos millones de dólares, de los que sólo se han entregado 1 mil doscientos millones.
Nuestro país ha de solicitar de forma atenta a la nación del norte que retire de suelo mexicano a todas las agencias relacionadas con la cooperación en temas de Seguridad y Defensa que tienen instalaciones en el país. El Comando Norte del Ejército de los Estados Unidos; la agencia anti Drogas y sus programas; así como otras instancias de cooperación y de negocios (como la Agencia de Correccionales de América del Norte) deben abandonar México. Las tareas de inteligencia compartida deben detenerse. El apoyo de la Marina, del Instituto Nacional de Migración, y de otras agencias en temas de inteligencia debe terminarse, hasta que el Presidente de los Estados Unidos entienda que debe tratar con respeto a un país aliado, fundamental, y que juega un rol básico en su seguridad. México debe estar preparado para “congelar” los equipos transferidos por los Estados Unidos, y esperar nuevas circunstancias. Quién sabe, quizás hay otras potencias que tengan interés en cooperar con nuestra nación, y que le den mayores garantías y mejores condiciones. No son los recursos los que le hacen falta a México: es la voluntad política de reforma la que se requiere.
Es posible que a las nuevas autoridades estadounidenses eso no les importe mucho porque parece que desprecian el aporte mexicano, como lo hacen con el centroamericano (a pesar de las vidas que se han perdido). Trump señala que México pagará por su muro de una forma u otra; pues yo creo que se le ha mostrar con hechos que él pagará por la seguridad de su país. Para México, ésta es una gran oportunidad para enterrar la guerra de Calderón y construir instituciones de seguridad pública confiables. Pienso que se debe aprovechar la coyuntura.

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