Queremos buenas noticias

2 de enero de 2017

Esta mañana Nicolás Lizama Cornelio nos lanzaba un reto:¿alguien tiene una buena noticia que contar? No he encontrado ninguna así como muy convincente.

No voy a sintetizar en las próximas líneas todas las cosas que nos preocupan en estos días. Ya las conocemos todos: no les voy a contar nada nuevo.

Es cansado encontrarnos todos los días frente al muro de los lamentos, Necesitamos «ilusiones», creer en algo. Y las decepciones nos golpean la cabeza cada vez con más fuerza. Sin embargo, el mundo es una ruleta y no siempre las cosas necesariamente van a peor.

Ayer empecé a ver la excelente serie de HBO «Band of Brothers», ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Un teniente un poco «psico» le decía a un soldado muerto de miedo, algo así como: «piensa que ya estás muerto, ni te preocupes por eso, así que cambia de actitud y lucha con más ganas».

No se trata de que ya estemos muertos, pero ciertamente sí de que le echemos ganas y superemos nuestros miedos, depresiones, e incluso situaciones imposibles.

Muchos nos ilusionamos con el «gobierno del cambio», que representaba Carlos Joaquín (aunque otros más sensatos nos advirtieran de que todo sería igual. El país en general se encuentra en estado de «schock» No hay a quién irle. Ahora, a un montón de meses de las elecciones los que siempre le acompañaron fielmente, y otro buen de gente gira la cabeza hacia AMLO. Otra «ilusión», que hace soñar lícitamente a muchos con un mundo mejor.

Es recurrente en diferentes países, y particularmente en América Latina, que el «desmadre» y los abusos de la clase política tradicional, haya dado paso a regímenes populistas de izquierda o de derecha. En mi opinión, eso es un gran error, y siempre ha acabado mal. Los populistas no han dado buenos resultados.

¿Hacia adonde hay que mirar? No tengo ni idea. A pesar de todo, el mundo sigue girando, aunque nos deprimamos, o nos cueste verle el lado bueno a la vida y a la situación política. Desde mi punto de vista, el seguir comentando la realidad política; el «construir» un espacio de debate informado democrático, el opinar y señalar lo que no nos gusta, o lo que no está bien, desde la perspectiva de nuestros valores éticos, es quizás uno de los caminos que tenemos para apoyar el cambio de las cosas. Una transformación, que no la percibimos con claridad, pero a la que sin duda estamos sometidos de forma permanente.

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