12 de septiembre de 2016
Se organizó al grandísimo relajo en Quintana Roo por los convenios de publicidad que el gobierno del estado hizo públicos. No se ha hecho esperar la respuesta de muchos, la mayoría mostrando su indignación. Sin embargo hemos de hacer precisiones y distinciones. No debemos actuar como fariseos.
Todos los gobiernos tienen convenios de publicidad y eso es normal. Las empresas de la comunicación que ejercen en Quintana Roo subsisten de estos convenios, en muchos casos, por la falta de empresa privada con recursos que patrocine información, y por la poca gente que consume medios y paga la información (así pasa en buena parte del país).
Estos convenios han mantenido desde empresas de comunicación chicas, hasta periódicos y radiodifusoras más grandes. Han fomentado a artistas, poetas y periodistas que en varios casos son reflejo de la cultura local. El maldito precio que tuvieron que pagar fue la neutralidad frente al gobierno, y en algunos momentos su apoyo expreso (lo que les permitió hacer, por otra parte, muchas cosas decentes).
Resulta que este tipo de convenios no sólo son buenos, sino que deben ser fomentados por la nueva administración. Se ha de apoyar que artistas y actores del mundo cultural tenga un modo decente de vida, con la salvedad que se debe garantizar su libertad y su creatividad.
Frente a este grupo; y al que los convenios le permiten la subsistencia de empresas pequeñas, encontramos el de los periodistas que se enriquecieron de forma vergonzosa, y que fueron utilizados como estandartes del régimen, y que forman parte de la vergüenza de una época. No sólo cobraron estos convenios, hicieron todo tipo de negocios y se convirtieron en estrellas mediáticas. Éstos en general no destacan por su calidad como periodistas, ni forman parte de los artistas que se deben fomentar, entre otras cosas, para afianzar la cultura local: fueron políticos pagados con obscenidad y sirvieron al régimen de forma disciplinada y sin ambigüedades.
Un tercer frente son el de las grandes empresas de comunicación local y nacional. Éstos tienen costo para insertar publicidad en sus espacios. El recurso publicitario no debe justificar su línea editorial, pero lamentablemente en muchos casos así ha sido. Los directores de éstos, deberían tener la inteligencia de salir públicamente y explicar el convenio y lo que se «compraba» a «cambio de…» Como todo está previsto y normado no debe ser difícil.
Señalado lo anterior, y si Quintana Roo carece de mercado, creo que el estado debe fomentar la cultura y los artistas; incluso la superveniencia de pequeñas empresas periodísticas. Del mismo modo debe tener libertad de contratar publicidad en grandes medios, pero todo debe ser transparente y no deben condicionarse contenidos editoriales. El gobierno representa a todos los ciudadanos del estado, y no sólo a las pocas elites que se encuentran en la cúspide del poder político. Ello en democracia debe ser entendido de forma escrupulosa.
Add Comment