5 octubre, 2012 |
Manuel Ek.
El Gritón
No hay duda que México está atravesando tiempos difíciles en materia de
seguridad. Quintana Roo, como zona de atracción de turistas es un mercado preferencial de consumo de “drogas”, y no escapa a la dinámica nacional. La violenciaha aumentado; de hecho Cancún y Playa del Carmen tienen de forma conjunta tasas de asesinatos, muchos relacionados con el narcotráfico, que se encuentran arriba de la tasa de 50 por 100.000 habitantes. Eso significa que aunque no se haya publicitado mucho la zona norte de nuestro Estado ya se encuentra entre
las más violentas de México.
Una de las lecciones que se pueden extraer de los gobiernos panistas es que la presencia de militares como autoridades en seguridad pública no ha dado resultados positivos. Existen estudios que señalan que su presencia no sólo no ha contribuido a la eficiencia, sino que incluso se ha agravado la violencia en las zonas en las que han asumido la responsabilidad de dirección política.
En Quintana Roo tenemos la experiencia de militares coordinando la
seguridad pública, tanto en el Estado, como especialmente en Cancún. También se ha experimentado con policías profesionales, y tampoco eso ha dado los resultados deseados.
La llegada de Villa al poder, apoyado por Isabel Arvide, fue muy sonada por las bravuconadas del general. Fuimos varios los que desde diferentes medios criticamos esa decisión. No nos equivocamos. A día de hoy no se puede hablar de que la seguridad hay mejorado en nuestro estado. Continuamente se escuchan rumores de la destitución de Villa, de su renuncia, de que tiene los días contados, de que perdió la confianza de su “protectora”, que confiesa que se equivocó. Sin embargo no se produce el cambio y seguimos en las mismas esperando el momento “oportuno”.
La política de seguridad es demasiado sensible e importante como para
dilatar decisiones. Debe designarse un secretario profesional y confiable. No es necesaria la amistad cercana. Es imprescindible que ese funcionario sea leal al estado y a sus ciudadanos, y que se comprometa a utilizar su inteligencia, experiencia y profesionalidad al servicio de la transformación del rumbo de nuestro sistema de seguridad pública.
Peña Nieto se ha comprometido a continuar con la política diseñada por Genaro García Luna, que se aprobó y avaló por los Gobernadores en el 2010 en la CONAGO. El presidente electo cree en el “nuevo modelo” policial, sabe que hay que seguir depurando policías estatales y municipales, y va impulsar el “mando único” en el país, especialmente en territorios en donde los estados y los municipios no sean capaces de mantener niveles de seguridad aceptables.
Quintana Roo fue el último estado de la República en implantar el centro del control de confianza. Gracias a los esfuerzos institucionales finalmente se inauguró el C-3 y se está trabajando. Sin embargo se necesita que con la información que se derive de los exámenes los decisores políticos tomen medidas que serán dolorosas. Lamentablemente muchos policías deberán abandonar las corporaciones, y eso será difícil que lo impulse un compañero suyo, por las implicaciones personales y los afectos contraídos. Deberá contratarse nuevo personal capacitado, joven y que sea capaz de superar los controles de confianza. Serán necesarios muchos recursos para implantar esta política, y el gestor de la misma deberá tener los contactos suficientes para gestionar que tanto la federación, como el mismo estado contribuyan a fortalecer la seguridad
en nuestro estado.
Quintana Roo vive del turismo y este busca paz y tranquilidad. Una vez un funcionario importante me comentó que a todo el mundo le interesa “cuidar” la plaza; sin embargo no podemos cerrar los ojos, ni engañarnos. En seguridad, como en la medicina, debemos recurrir a un profesional idóneo, que además sea capaz de conformar un equipo de trabajo integrador y eficiente; que escuche a sus asesores y que tenga recursos políticos para preguntar más allá de nuestro estado, e incluso de nuestras fronteras. Muchos se van a Mérida, o a México a checarse sus enfermedades, a pesar de que cada vez tenemos mejores doctores. En
seguridad no podemos mirar hacia otro lado, y debemos encontrar nuestro “doctor” local. Sólo nuestra voluntad política evitará que sigamos hundiéndonos en el hoyo. Esperemos por el bien de todos que el momento del cambio esté cercano y que los decisores políticos acierten. Nos jugamos mucho.
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