Dinámica interna de la UQROO

Manuel Ek

A Fondo La Revista

30 de mayo 2011

La UQROO y su vigésimo aniversario

Cada vez que se celebra una fecha importante la rumorología universitaria se dispara de forma curiosa. En este caso la llegada a la Universidad por primera vez del gobernador Roberto Borge Angulo, ante la celebración del vigésimo aniversario de la creación de la Universidad de Quintana Roo, provoca el que algunas cejas se levanten, y se conspire de nuevo. ¿Tendrá el beneplácito del nuevo gobernador el Rector? ¿Existirá alguna carta escondida que altere la dinámica interna universitaria? La elección del Rector es por cuatro años, y se decide por una Junta Directiva a la que el Gobernador envía una terna de candidatos, y en la que cinco representantes del ejecutivo, y cuatro profesores de la Universidad, analizan currículos y propuestas para finalmente elegir al máximo representante universitario. José Luis Pech fue reelecto hace aproximadamente un año, por lo que todavía le quedan tres de mandato, sin embargo como buen cuadro priista es disciplinado y no dudaría en dejar paso a otros si se le hiciera la indicación. Quién sabe lo que los dioses de la política están pensando.

La Universidad ha crecido de forma importante en estos años. Ha consolidado programas, y perfiles académicos de los profesores. Ha ampliado su oferta tanto en carreras como en espacios, como demuestra la apertura del campus de Playa del Carmen, y la posibilidad de que se expanda a Cancún. En docencia y formación de recursos humanos a nivel licenciatura ha realizado un papel adecuado, reconocido por sus colegas a nivel nacional. Quizás en posgrados, en consolidación de investigaciones de calidad y en la flexibilidad para que personas adultas puedan estudiar con más frecuencia en la Universidad se podrían encontrar algunas áreas de oportunidad que se deberían enfrentar con más seriedad. Administrativamente se ha realizado un esfuerzo importante por mejorar, a pesar que dinámicas culturales arraigadas y la presencia de muchos funcionarios que deben su puesto a sus relaciones personales e intrafamiliares dificulta y entorpece esta tarea (como en cierta manera sucede en la mayor parte de las administraciones públicas del estado).

La UQROO es un mundo complicado, bien lo saben los rectores anteriores, que tardaron en darse cuenta que la lógica universitaria era muy diferente del tradicional mundo de la administración pública cautiva. Unos acabaron por ofrecer cargos a los profesores más rebeldes, dejando contento al personal, y pasando casi a la beatificación civil universitaria, otros delegaron sus funciones de gestión cotidiana, dedicándose a “bajar recursos”, y a seguir codeándose con la clase política local; mientras que otros de plano, con menos visión, se enfrentaron de forma radical a la “grilla” y acabaron pagando su estilo autoritario con el destierro y el enojo colectivo.

Los profesores de carrera de la Universidad son trabajadores con estabilidad laboral bastante sólida. Buena parte de los mismos llegaron hace muchos años a fundar la Universidad, y han representado para el presupuesto público una inversión muy importante de dinero, al costearse sus estudios de maestría y doctorado –en la mayor parte de los casos con extensos periodos de tiempo sin docencia-. Otros que se incorporaron más tarde llegaron más formados y en general forman parte del Sistema Nacional de Investigadores. Unos por su esfuerzo y por lo que se invirtió en ellos, en un buen número de ocasiones con éxito, y otros por su calidad universitaria reconocida por pares nacionales, deben de ser respetados. También existen otros, menos numerosos, que son prescindibles, pero que su capacidad para vivir permanentemente felices en el mundo del conflicto y la provocación los sitúa como serios enemigos de los que les incomoden en sus prebendas.

En la UQROO no existen grupos de poder cohesionados. Existen personalidades con carácter que “asustan” al político tradicional. Unos como se ha señalado premian a los más alborotados, otros a los más sumisos y eligen como dirigentes perfiles discretos que “navegan” silenciosamente los años que les toque gobernar. Es difícil encontrar administradores propositivos porque siempre afectan intereses de uno u otro tipo, y la “grilla” se encarga de crear leyendas y encender pasiones.

La complejidad es verdaderamente grande. Si bien por un lado el dirigente debe respetar a una mayoría de profesores que se han ganado con esfuerzo sus credenciales y que prestan un servicio adecuado a la sociedad quintanarroense; huyendo de los autoritarismos. Por otra tampoco es posible contentar a todos, y hay que “rescatar” gestores con personalidad y ganas de trabajar en aras de crear una comunidad universitaria más amplia y competitiva.

La planta de profesores de la UQROO es pequeña, como reducido es todavía el número de los estudiantes de la universidad. Su importancia social y política cada día irá creciendo. Es por ello que algunos discuten su autonomía, reclamando su mayoría de edad. Quién sabe si realmente esos veinte años garantizan esa madurez. Mientras la autonomía no exista, el Gobernador deberá ser muy prudente a la hora de proponer un candidato a la rectoría. Debe encontrarse un perfil universitario respetable, un gestor eficiente, y un político solvente que ayude a crecer, y que sobretodo no dañe a un producto que pese a todo se ha ido consolidando.

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