Manuel Ek
15 abril 2012
Las profesiones generan actitudes similares en las personas. Un amigo un día me señaló que taxistas, camioneros, militares, policías y agentes de aduanas y migración, entre otros, se comportan de la misma forma en diferentes partes del mundo. Mi experiencia me dice que es bastante cierto.
En el caso de los agentes de migración y aduanas, especialmente cuando tienen un nivel educativo limitado y no tienen un seguimiento constante, ni una serie de lineamientos claros por parte de sus autoridades la actitud hacia el turista puede ser “desagradable”. Quizás el hecho de tener que tratar con muchas personas a lo largo del día, y los largos turnos que soportan, provoca un cansancio entre los oficiales, o quizás lo haga la falta de comprensión de que el hecho de ser una “autoridad” y tener “poder” les convierte en servidores públicos, y no en “propietarios” del “derecho de paso”. Sentimientos de racismo, de nacionalismo mal entendido, de prevención frente “al otro”, también pueden darse en algunos agentes, especialmente si tienen un nivel educativo limitado, o si no han recibido la formación institucional adecuada. La corrupción, siempre tentadora, especialmente cuando se trata con personas débiles e indefensas, también puede aparecer. Estas últimas actitudes son inaceptables en un servidor público, pero lamentablemente parece que siguen siendo comunes.
En el caso del tránsito de turistas provenientes de países vecinos el trato debe ser todavía más cuidadoso. Sin embargo tenemos noticia de que en nuestra frontera con Belice las autoridades mexicanas tratan en más ocasiones de las que sería deseable de forma prepotente y grosera a nuestros visitantes beliceños (y en ocasiones hasta a los mexicanos que van a la zona libre). Esto debe ser cuidado. En diferentes ocasiones el embajador mexicano en Belice ha tenido que recomendar acciones tanto a las autoridades migratorias, como aduanales; e incluso a algunas instituciones policiales. Hemos de insistir en que estas actitudes mejoren.
Recientemente en la frontera de Belice con Guatemala, en Benque Viejo, una mexicana y una hondureña denunciaron maltrato y extorsión de autoridades beliceñas sobre sus personas (les solicitaron 10.000 pesos para sacarlas de detención, y después las liberaron y les regresaron la documentación). Una de estas mujeres es pariente de un profesor de la Universidad de Quintana Roo, que fue por ellas y les acompañó a entrar en México por la frontera de Tenosique. El Dr. Barrachina, conjuntamente con las mujeres ofendidas presentaron una queja ante las autoridades beliceñas, e incluso expresaron su opinión en diferentes medios de comunicación beliceños para impulsar que el asunto se investigara hasta las últimas consecuencias. Después de emitir la noticia, el periodista Arturo Cantún de la emisora Estéreo Amor, recibió una llamada anónima de una persona que comentó que se encontraba en el lugar de los hechos, cuando sucedieron y que le comentó que “porqué tenía que hacer caso de unos mexicanos; que éstos no tenían que decirle a los beliceños como manejar sus asuntos”. El departamento de migración beliceño inició una investigación interna, que todavía sigue su curso. Sin embargo el jefe de la estación migratoria beliceña defendió su posición amenazando al Dr. Barrachina con demandarlo ante la Corte Suprema de Belice.
Esperemos que esta investigación avance y se aclaren las circunstancias. Sin embargo es muy importante que sensibilicemos a nuestras autoridades migratorias y aduanales en el sentido de tratar a los turistas, y a los visitantes con respeto y profesionalidad. Nuestros vecinos son seres humanos, y los funcionarios son servidores públicos. Belice y México tienen mucho que mejorar en este sentido, y sólo con denuncias, planteando las circunstancias, y con voluntad política será posible que estos problemas se reduzcan.
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