21 de noviembre 2014
Manuel Ek
El día después ¿Y ahora qué?
No es fácil conciliar el sueño tras lo que se ha denominado un día histórico. Ha sido el rugido de la sociedad civil el que ha estallado brincándose las trancas partidarias y ha puesto a temblar no sólo al Distrito Federal, sino a buena parte del país.
¿Qué se puede esperar? De momento posiblemente un largo fin de semana de reflexión. La semana próxima la renuncia de algún funcionario de importancia y la palabra del Presidente de la República señalando que ha escuchado la voz del pueblo. La verdad es que el gobierno se ha quedado sin argumentos, y sin palabras. Haga lo que haga va ser insuficiente porque tras la petición de renuncia del Presidente, lo que se esconde es la frustración de un pueblo que quiere un cambio significativo de funcionamiento del sistema político. Ni una ni otra cosa sucederá, por lo que hay que pensar que la crisis política se va alargar mucho tiempo. Ni Peña Nieto va a renunciar, ni el sistema político transformará su manera de operar en un instante. Quizás conociendo lo complicada que es la situación ni siquiera ofrezcan un tributo y se dediquen a administrar los tiempos políticos
Y entonces…. ahora qué.
Sería oportuno que los líderes partidarios tuvieran la suficiente humildad como para sentarse a dialogar, y ofrecieran un “Pacto por México” que fuera creíble para la gente común y la sociedad civil organizada. El problema es que difícilmente lo harán, faltando tan poco tiempo para las elecciones intermedias del 2015 y aún en el caso que lo hicieran, la desconfianza y la frustración del pueblo mexicano es tan grande, que es improbable que validara este esfuerzo.
La tolerancia y la paciencia se han acabado. La gran pregunta para la que no encuentro respuesta, es cómo canalizar positivamente la demanda popular, y lograr que el esfuerzo de transformación sea creíble, se respete de forma equilibrada valores como la “libertad” y “la igualdad”; y se aproveche el impulso y la energía para el beneficio de una democracia de ciudadanos y ciudadanas en México.
Entre las voces que claman por un cambio se encuentran personas con ideas políticas muy distintas, y con alternativas de gestión del conflicto diametralmente opuestas. Si se quiere salir de la crisis y avanzar en las transformaciones que se desea va a ser necesario un esfuerzo por parte de todos que permita establecer bases sólidas de cambio, y para ello se requiere de voluntad, diálogo sincero, tolerancia y respeto profundo a la diversidad de opciones.
Lamentablemente todo conspira contra este deseo especialmente porque nadie cree que la situación pueda cambiar. Si no se genera un esfuerzo reformista basado en el diálogo, por muy idealista que suene, nada va a cambiar. De momento no se puede obviar que hoy el ejército ha dado un paso al frente y ha remarcado que lo que se vive en México es una crisis de Estado, y no de Gobierno.
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