2 de mayo 2016
Ya estamos casi a la mitad de la campaña electoral en Quintana Roo. Está siendo un proceso diferente porque hay una posibilidad real de alternancia.
Hasta el momento lo más destacable es el error político de Félix González al desprender públicamente un pendón electoral e incitar a otros a seguir su ejemplo; el silencio casi absoluto de Roberto Borge y el hartazgo de la gente.
También es sorprendente la gran cantidad de simpatizantes que mueve la oposición política. La sociedad está solicitando un radical cambio de estilo en la forma de operar políticamente y de gobernar.
Hay escándalo por la enorme deuda pública heredada, por el estilo de vida de los políticos «jóvenes», que han estado en el poder y por la dificultad para poder señalar algo bueno salido de los últimos años de gobierno.
La prensa está evidenciando su parcialidad de forma grosera; mientras el gobierno juega a tratar de retener a los que considera «sus burócratas» incrementando salarios en el último momento.
Por otra parte el poder no consigue movilizar a su gente; y tiene que contratar a personas, no sólo para hacer campaña, sino incluso para retirar la propaganda electoral del adversario.
La gente ya se cansó y el día de las elecciones va a demandar un cambio político de forma clara.
No tenía esta idea tan clara hace solamente un mes cuando muchos iniciamos esta aventura de mostrar claramente inconformidad.
Me alegro que Carlos Joaquin se viera obligado a romper con su pasado institucional, porque eso dio valor y razones; y ha permitido que muchos hayan privilegiado la recuperación de la gobernabilidad del estado, a sus lealtades partidarias.
No sé en el norte del estado, pero aquí en Othón P. Blanco, a mí no me hace falta ninguna encuesta. El cambio se nota en la gente y también en los que están en el gobierno. Demasiado nerviosos para tener un proceso controlado como insisten en señalar.
Sin embargo tendremos que ver que pasa el 5 de junio; ya queda menos de 36 días.
En Quintana Roo existe un gigante invicto con pies de barro que no puede creer que se está derrumbando.
Todavía está de pie y puede hacer mucho daño en su caída.
En la oposición sólo existe una posibilidad. Muchos señalan que Pech puede restar votos a CJ. No estoy de acuerdo. Morena tendrá un resultado digno; pero mucho menor al esperado. No le van a votar los que quieren un cambio político porque saben que no alcanza como opción. Le van a apoyar los convencidos ideologicamente por el proyecto de López Obrador (y no todos), personas que difícilmente hubieran apoyado la opción que CJ representa.
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