Llamado a los priistas de buen corazón. A los que no quieren «violencias injustificadas». A los que se avergüenzan de las acciones de sus dirigentes. A los honrados.

11 de mayo 2016

No sé dejen llevar por esta oleada sucia. No merece la pena. Sé que muchos de ustedes son prisioneros de la situación, pero mantengan la dignidad.

Su posición no es sencilla, pero la amistad, la convivencia, no merece ser puesta en riesgo por los intereses de unos pocos.

Hace poco tiempo yo tenía una plática con un diputado federal muy importante del PRI, que en corto me reconocía los «excesos» del gobierno en Quintana Roo.

Él me señaló que la actitud de los priistas cuando no están de acuerdo con algo; lo que no deja de ser común, es cruzarse de brazos y no apoyar lo que no creen.

Sigan el consejo de uno de los dirigentes priistas más importantes del país.

Los que me conocen bien, saben que no les engaño, y que lo que señalo es cierto.

No acompañen a sus dirigentes hasta el precipio, y si tienen que hacerlo por lealtad, o porque tienen que hacerlo, levanten los mosquetes antes de descargar balas de injustica.

Los buenos que yo conozco, no se lo podrían perdonar nunca. Los que necesitan la chamba, deben ser inteligentes, porque no hay retorno… y el PRI pierde las elecciones haga lo que haga.

Les saludo con mucho afecto y con el corazón triste porque no quiero «violencia». Sin embargo, la ciudadanía está casada de abusos y se va a mantener firme hasta las últimas consecuencias. No quiero repetir las palabras de Carlos Joaquín en la explanada, sobre cómo se ha de defender el voto, porque me producen escalofríos, pero las «aguas negras» no van enlodar el deseo de cambio del pueblo.

Actúen siguiendo su conciencia. Traidor es el que no cumple con el espíritu democrático, y con los postulados partidarios. Ese es el verdadero traidor.

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