El debate sobre cómo proveer seguridad en Quintana Roo (I)

19 de abril 2016

Voy a dividir en dos esta reflexión, porque realmente dos son los temas que me preocupan: por una parte la gestión de la seguridad pública en el estado; y por otra el ocultamiento oficial de la información sobre homicidios en la zona norte de la entidad.

En relación a la gestión del sector. El Gobernador no puede darse el lujo de «delegar» ciegamente su responsabilidad en seguridad ni en militares ni en policías. Los dos perfiles profesionales han demostrado que no han sabido gestionar este sector (no sólo en Quintana Roo, si no en buena parte del país).

Efectivamente hay un debate entre lo inmediato…y la reforma a fondo del sector. Pero en México se inició la reforma a fondo a partir del 2008 y en muchos estados, entre ellos en Quintana Roo, no se ha cubierto ni lo inmediato. Estamos a mediados de 2016 y tenemos el mismo modelo de policía del año 2000.

Eso sí, se han invertido muchos recursos, que o bien se han ido al bolsillo de alguien, o se han tirado por el caño del desagüe. Eso no puede continuar así. Es necesario que el gobierno estatal asuma la responsabilidad y el control efectivo de la dirección en seguridad pública, y también del sistema penitenciario estatal.

1. Policía estatal, ministerial, custodios penitenciarios y policías municipales (haya en donde tenga viabilidad la corporación) deben contar con carreras profesionales y una vida digna. Hay que invertir recursos en capacitarlos, en formar unidades competentes y en dignificarlos. Es imprescindible una voluntad política muy grande para lograr este objetivo en el tiempo más corto posible.

2. Hay que rescatar toda la tecnología que se ha adquirido en los últimos años a través de FASP, SUBSEMUN, SPA y FORTAMUN (fondos y subsidios federales), conocer exactamente lo que se tiene… y ponerla en operación para beneficio de la ciudadanía. Antes de invertir hay que saber con lo que se cuenta. Capacitar a personal para su uso y ser consciente que el mantenimiento tiene un costo.

3. Es importante utilizar a los policías con los que se cuenta para que se encuentren en las casetas en la colonias y generar una policía de proximidad real, eficiente y confiable. Es fundamental para ello romper con la idea de que la policía es una «familia», en la que todos se cuidan entre todos. Hay que fortalecer la capacidad de respuesta frente a la denuncia ciudadana en casos de abusos de autoridades, y al mismo tiempo generar incentivos entre los mismos para que se sientan funcionarios públicos respetables (en este objetivo no se necesita tecnología especializada… se requiere voluntad política para romper inercias corporativas).

4. El estado debe ser consciente que la seguridad es una de sus prioridades fundamentales. Somos un estado turístico y Acapulco mostró como los «pactos» con los grupos del crimen organizado se pueden romper con mucha facilidad. El estado debe estar en condiciones de controlar la situación. Para ello hay que invertir muchos más recursos propios en este sector (a pesar del endeudamiento), y gestionar los mismos con mucha eficiencia.

5. No podemos permitirnos el lujo de tener las peores cárceles del país, como señala la CNDH.

(Podemos profundizar en cada uno de estos aspectos…pero prefiero dejarlo hasta aquí. La idea central es que la seguridad pública debe ser una prioridad, controlada por el gobierno, y que debe existir una voluntad política de transformación muy importante. No podemos seguir con simulaciones).

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