Una lectura sobre el resultado de las elecciones

9 de junio 2016

Sin duda hemos vivido uno de esos momentos que nos van a marcar el resto de nuestros días. La movilización y el reclamo de la ciudadanía apostando por un cambio político en el estado ha sido contundente. No sólo por la elección de Carlos Joaquín como Gobernador por una distancia de diez puntos, sino porque la expresión de cambio ha sido tan clara; que en los lugares en donde la gente han percibido que no había diferencia entre los modelos de candidato, han optado por quedarse con lo de siempre.

Esa lección debe ser entendida tanto por las estructuras del PAN, como del PRD e incluso del PRI si éste quiere renovarse algún día.

Hay que cambiar formas de operar, y estar atentos a lo que los ciudadanos quieren, porque éstos han demostrado que su paciencia tiene un límite, y que si hay candidatos en los que confíen, el cambio político es posible. Es lo que ha pasado en la votación por el Gobernador y en Othón P. Blanco, Solidaridad y Cozumel (todos cercanos a Carlos Joaquin).

En Cancún han ganado las estructuras del PVEM y sus redes de despensas. Éstas han trabajado de forma irregular con la gente pobre durante más de tres años. Muchas personas tenían serias dudas que el candidato a presidente municipal de UNE representara un cambio, y la gente prefirió quedarse con lo que le otorgaba un beneficio a corto plazo. No arrastraron tampoco lo suficiente los candidatos de Lázaro Cárdenas, José María Morelos, e Isla Mujeres, que reflejaban un más de lo mismo que el pueblo no quiso avalar. Caso a parte es Carrillo Puerto, Bacalar, Tulum y Puerto Morelos, en donde fueron derrotados los candidatos de UNE, bien por ser desconocidos y sin arraigue, bien por no llegar a derrotar a caciques tradicionales que supieron operar sus campañas y obtuvieron la victoria electoral.

Se me hace particularmente interesante, quizás porque lo conozco más, el caso de Bacalar tanto en el municipio, como el de la diputación al Distrito XIII. Candidatos de UNE con un carisma limitado, se enfrentaron no sólo a las estructuras de Nueva Alianza y el PRI; sino especialmente al responsable del programa «Basura por alimentos», Israel Radilla, que iba de suplente a diputado, y tenía la pretensión de que le cedieran la propiedad de la diputación a cambio de «colocar» bien al propietario. Es importante este caso porque en la zona rural de Othón P. Blanco, así como en el distrito XII de Carrillo Puerto y Morelos, las despensas fueron derrotadas por buenos candidatos y el hartazgo ciudadano, mientras que éstas sí funcionaron en donde los candidatos no tuvieron la misma presencia. Es también interesante este caso, porque la política es cruel; y a pesar de los recursos invertidos, es muy probable que al municipio de Bacalar, y a su nuevo diputado, les interese más pactar con el gobernador electo, que con un PRI que no tiene nada que ofrecer. Quien sabe si lo mismo pasará en Lázaro Cárdenas, e incluso en Cancún con el PVEM. De ello dependerá la correlación de fuerzas en un Congreso dividido, en el que el PES no creo que tenga muchos problemas en prestar el voto de Carlos Mario Villanueva, y Morena espero que por lo menos apoye las ganas de la ciudadanía en pro de hacer justicia y encausar política y jurídicamente a los responsables de la ingobernabilidad de nuestro estado.

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