31 de agosto de 2016
Durante la campaña electoral dejé caer en alguna ocasión la necesidad de que se conocieran propuestas concretas de gobierno. También es cierto que defendí a CJ señalando que se debía tener paciencia por las anómalas circunstancias en las que se habían conformado tanto su candidatura, como la coalición que encabezaba. Sin embargo, a poco menos de un mes de que inicie su gobierno no conozco propuestas concretas, y esto empieza a preocuparme.
Ciertamente me desconcertó que el equipo de transición pareciera un encaje de piezas de diferente color y tamaño; con poca lógica más allá de darle gusto a los grupos que apoyaron la coalición. Sin embargo el programa de gobierno, no puede ser un copy and paste, como el plagio de Peña Nieto en su tesis de licenciatura.
En cierta forma el PRI algo hizo de eso, cuando asumió la Presidencia de la República. Le dió seguimiento a las principales políticas de Calderón. Esa falta de «cerebro» hizo que políticas como las de «seguridad» se desdibujaran con los problemas que se fueron enfrentando, provocándose la eutanasia de una reforma que era muy necesaria para el país; pero que nafufragó por la falta de «inteligencia» en el equipo de seguridad de Peña Nieto.
El PRI sigue dándole cartas ganadoras a Carlos Joaquín. Félix y el niño Verde han pactado que Paul Carrillo sea el próximo presidente del PRI, y que «Rembi» sea el futuro candidato a gobernador por la coalición. Eso es fantástico para la consolidación del proyecto del PAN-PRD en Quintana Roo. Los priistas, huérfanos de liderazgos, se van a dividir como nunca. Sin hueso a corto ni a largo plazo; porque en el caso de un fracaso de CJ, sería el PVEM el heredero del pastel, se van a abrir de una forma evidente. La primera de las muestras posiblemente la veremos el fin de semana. Si este pacto se concreta, Joaquín Hendricks, que aspiraba a colocar a Cecilia Loria, al frente del tricolor, va a mover ficha y con ella su hija y sus gentes van a dar estabilidad al congreso que ha de enterrar el poder priista en el estado de Quintana Roo. Por otra parte Ovando, sutil y precavido, quién sabe que movimiento articulará, pero no se quedará quieto y silencioso (Mauricio, Abuxapqui, Raymundo, Cora Amalia, ya son muertos en vida y cayeron para no levantarse en este combate).
Sin embargo ¿dónde está el programa de gobierno de CJ? ¿En donde reside el cambio, más allá de prometer que va a perseguir a todos los corruptos del universo local? ¿Serán los despachos de la Ciudad de México, o de Monterrey los que señalarán los designios de nuestro futuro; o el equipo de transición nos sorprenderá con propuestas inteligentes para sacar al estado, del lugar en el que se encuentra?
Realmente me gustaría saber esto. La prudencia, y el respeto por el actual gobernador, no debe confundirse, y deben darse respuestas a las preguntas ciudadanas. El gobierno no sólo es cuestión de un encaje de nombres en la administración; es una cuestión de propuestas políticas concretas. Hasta la fecha no encuentro ninguna de ellas sobre la mesa.
El gobierno del cambio, no puede dejar que se siembre siquiera la duda de que va a plagiar el programa y el estilo de gobierno de Félix, Beto y compañía; porque no sólo sería falta de ética profesional, como la de Peña Nieto; sino que representaría una grandísima decepción para los miles de ciudadanos quintanarooenses que apostaron por un cambio político real; y que no se van a conformar con una manita de gato gubernamental.
Es tiempo de hablarle a la gente; y de demostrar la capacidad política y la voluntad de cambio. Y es momento de hacerlo bien, porque en esta ocasión la ciudadanía va a seguir observando, comentando y criticando las acciones que el gobierno encabece. Dijo CJ que los tiempos iban a cambiar, y eso es lo que se le va a demandar.
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