20 de septiembre del 2016
La discrección y el silencio han sido las características de estas semanas en las que Carlos Joaquín se ha desempeñado como gobernador electo. Ya quedan pocos días para que asuma oficialmente el poder, y todavía no se sabe a ciencia cierta quién le acompañará en el gobierno. Quizás haya un círculo de iniciados que sepan qué es lo que pasa por la cabeza del gobernador electo, pero el resto de los quintanarroenses espera a que el telón baje de forma repentina, y el mandatario presente a su equipo. Por lo menos yo no conozco a nadie que haya filtrado una sola señal.
Lo mismo pasó en la negociación del congreso, y de repente, como por arte de magia, se desveló que Miguel Ramón Martín Azueta había logrado cerrar un pacto complicado con las fuerzas minoritarias del Congreso, e incluso con algunos priistas (quién sabe si incluso con una facción del PRI). Desde ese día los diputados electos se han sentido liberados, han modificado acuerdos previos, y han regulado en orden a ser más transparentes y responsables frente a la sociedad civil quintanarroense. Se han sentido observados y han querido mostrar una diferencia frente a sus antecesores. Ojalá este impulso dure toda la legislatura.
La discrección ha sido tan profesional que la ciudadanía informada no es capaz de identificar a los diferentes integrantes del famoso equipo de transición. Salvo en el caso de Miguel Ramón, y quizás de López Mena, el resto de los integrantes no han mostrado en público sus virtudes. He de reconocer que a estas alturas, como he señalado en más de una ocasión, me gustaría conocer el programa de gobierno. Está muy bien la lucha contra la corrupción, y saber que la situación es muy complicada porque la deuda heredada es grande: ¿pero qué se va a hacer en los diferentes aspectos relacionados con la gobernabilidad?
Dicen que Félix era un experto consumado en el arte de hacer lo que menos esperaban de él sus interlocutores. Es posible que ésta sea una virtud en el complicado mundo de la política. Sin embargo, a mí como ciudadano me gusta más un estilo abierto y dialogante. Las sorpresas están bien para las películas, pero para el accionar político democrático no estoy tan convencido.
Este silencio, esta discrección extrema, ¿va a marcar un estilo de gobierno? Es probable que no, porque los legisladores han manifestado su imperiosa necesidad de sumarse a la demanda ciudadana de cambio político; y eso ha sido seguramente animado desde las oficinas del que va a tomar protesta el próximo domingo 25 de septiembre, como Gobernador Constitucional del Estado de Quintana Roo.
Sin embargo, tendremos que esperar y ver. Mucha suerte al Gobernador y a su equipo. Crucemos los dedos, el cambio ya está a la vuelta de la esquina y ojalá se nos cumplan los deseos de mayor democracia, libertad y buen gobierno en el estado.
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