12 de diciembre de 2016
¿Cómo se desestabiliza un gobierno? Ayer me enteré en altas esferas del gobierno están señalando que su servidor en un «desestabilizador». Ciertamente no sabía que tuvieran tanta influencia mis comentarios en las redes sociales, para preocupar de esa forma a nuestros funcionarios.
Ayer le pregunté a un amigo sobre la veracidad de esta información. Él se encuentra en las «altas esferas», y me fue señalado por otros como la fuente del chisme. Éste me respondió: «No Carlos, yo soy respetuoso con la libre expresión». La verdad, me alegró la tarde, porque le tengo mucho aprecio, y valoro su amistad (aunque es uno de los funcionarios más cuestionados de la actual administración).
Lo he señalado en diferentes ocasiones. Hay poca costumbre a recibir críticas, pero identificar y señalar las áreas de oportunidad de la actuación gubernamental no es algo «perverso». todo lo contrario… es un ejercicio de responsabilidad ciudadana que debe ser practicada.
Lo que desestabiliza a un gobierno es un mala gestión. Su nula disposición al diálogo con los sectores sociales ( a no ser que sean eventos unidireccionales para honor y gloria del mandatario), la percepción de que los grupos de presión económicos que acompañan a la corte no piensan en el pueblo, sino en sus intereses. También lo hace la evidencia de las luchas fraticidas en el interior del gobierno; o que se instale la idea de que el gobierno ha mentido a los ciudadanos.
A este gobierno, en concreto, le está desestabilizando el no obtener resultados, ni avances significativos en la captura de los que «saquearon al estado». Un política recaudatoria agresiva, que carga en los más pobres la obtención de recursos. El que los ciudadanos sientan que el Gobernador se encuentra «capturado» y condicionado por grupos de interés como los de Rafael Moreno Valle (Finanzas), y Juan de la Luz Enríquez (Tepito). El desinterés evidente por contar en la gestión de la administración con ciudadanos quintanarroenses capaces, muchos de los cuales apoyaron el cambio; apostando, sin embargo, por la exportación de mano de obra, en todos los niveles, de ciudadanos de diferentes partes de la República (respondiendo a los pactos con los grupos de interés).
A este gobierno le está desestabilizando, que hablen de recortes por austeridad, y que sin embargo; como antaño, los funcionarios coloquen a sus cónyuges, a sus amistades y parientes en puestos clave de la administración pública. Le está afectando que se hayan nombrado funcionarios incapaces a todas luces, como, entre otros, Martha Silva, en el sistema Quintanarroense de Comunicación Social; o Rafael Romero Mayo, en la Subsecretaria de Educación Media y Superior, que está ninguneando las necesidades de los profesores de telebachillerato, que llevan 10 quincenas sin cobrar, según señalan ellos mismos, y que se sienten burlados por este funcionario (que por cierto era muy activo en la defensa de sus intereses cuando fue profesor de la Universidad de Quintana Roo).
A este gobierno le está desestabilizando una política de comunicación muy similar, en el fondo, a la de Roberto Borge Angulo. En lugar de pagar los famosos convenios, en esta ocasión nos encontramos con una oficina gubernamental, que manipula la información, y que únicamente señala cosas positivas sobre el gobierno. Como botón una muestra: la CNDH hace severas recomendaciones sobre las condiciones del sistema penitenciario… y el gobierno publica una nota sobre los grandes esfuerzos que CJ se compromete a impulsar para mejorar el sistema penitenciario. Promesas, como si siguiera en campaña, que parecen más ocurrencias, que líneas políticas claras señaladas en un programa de Gobierno que conozca la ciudadanía.
Este gobierno se desestabiliza solo, y no se deja ayudar con sus acciones; que están recordando demasiado a la película «La Ley de Herodes». Eso me causa un profundo dolor.
El día jueves 15 de diciembre, en las redes sociales, se está promoviendo una manifestación a las cuatro de la tarde, para señalarle al Gobierno, que la ciudadanía está descontenta. No haría falta estas acciones, porque en las redes sociales y en las calles, es más que evidente esta sensación; pero CJ parece insensible, nada le conmueve (excepto el TELETÓN, y otras causas políticamente correctas que la alta sociedad promociona, entre otras cosas porque pueden retener impuestos a cambio de «caridad» -lo que no tiene nada que ver con la justicia social,-).
En este caso sí creo que es conveniente que los diferentes grupos que encontramos en la sociedad se organicen, y salgan a la calle para darle un «pequeño toque» de atención al Gobierno: la idea es que el cambio político que desea la gente, debe ser real, y eso es lo que haría que la ciudadanía se sintiera orgullosa.
Algunos todavía confían; y señalan que es muy poco tiempo para juzgar las actitudes del Gobierno. Sin embargo, no es cierta esa percepción.
La actual administración ha sido muy poco discreta, y con rapidez ha mostrado sus cartas. Si se le señalan las cosas con claridad, y son capaces de ser inteligentes y humildes, quizás tengan capacidad de reaccionar. En este sentido más vale anunciar los problemas con anticipación y ser preventivos.
El hecho de que se lo estén tomando de forma personal, y que vean conspiraciones por todos los lados (sin distinguir a los ciudadanos que tratan de ayudar con honradez), indica que nuestras esperanzas de cambio, sólo se concretarán si los ciudadanos asumen la responsabilidad democrática de mostrar con claridad sus opiniones. Es quizás uno de los únicos caminos. En esta ruta, sin duda, se mezclaran grupos con intereses concretos, pero merece la pena correr el riesgo, si con ello se obtiene un gesto de humildad por parte del Gobierno.
Esta administración tiene seis años por delante. La estabilidad de su gestión, depende de su voluntad por conciliar. Los estilos autoritarios de Borge Angulo, o de Moreno Valle, no generaron el mejor de los escenarios (aunque en el segundo de los casos, por lo menos sí hubo obra pública, y algunos aspectos positivos en su gestión)
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