6 de abril de 2017
El día de ayer fuimos convocados en la Universidad Anáhuac-México a un desayuno con el licenciado Dante Delgado (ex Gobernador Interino de Veracruz, ex Senador, ex Embajador en Italia, fundador de Convergencia y actual líder de Movimiento Ciudadano). Fue un encuentro íntimo, presidido por el Dr. German Campos Valle, Director de Comunicación Institucional de la Universidad, y por el Dr. Ricardo Sodi, Director de la Facultad de Derecho. Fuimos invitados un par de profesores y unos pocos estudiantes del programa de Doctorado en Administración Pública, para tener una conversación con él.
Dante Delgado, al abandonar el PRI por desacuerdos con el Presidente Zedillo, fue enviado a la cárcel, del mismo modo que Mario Villanueva Madrid; en este caso, acusado de malversación de fondos públicos. Él recuerda el episodio como una especie de “secuestro político”, del que salió bien librado, porque la justicia falló a su favor e incluso le tuvo que indemnizar económicamente, por lo que él considera este episodio un ataque orquestado desde el poder de aquellos años, que logró superar. Hoy habla del abuso de los “gobernadores”, y reclama que de una vez por todas se les presente frente a la justicia, y se acabe con la simulación.
Desde esa época, a finales de los noventa, se ha dedicado a impulsar su proyecto político “ciudadano”. Ha colaborado con personajes tan distintos como Andrés Manuel López Obrador, o Rafael Moreno Valle. Ha buscado sumar a su proyecto a diferentes actores políticos, con la idea de impulsar la participación ciudadana, y con la premisa que no serán “extraterrestres” los futuros integrantes de la clase política nacional. Se muestra orgulloso del triunfo de Movimiento Ciudadano en Jalisco, en donde gobiernan diferentes municipios, entre ellos el de Guadalajara con Enrique Alfaro; y también en Nuevo León, en donde brindan apoyo político a “El Bronco”. Intentó que Carlos Joaquín se sumara a su proyecto ciudadano, pero éste únicamente aprovechó el registro del partido, para situar a su gente como representantes de casilla, y no entró en una coalición más seria por sus acuerdos con la alianza PAN-PRD (recuerdo como en Othón P. Blanco y Bacalar, los representantes de casilla de MC, que eran gente de Carlos Joaquín, tenían cubiertas todas las casillas, incluso con suplentes, mientras que PAN y PRD no llegaron a cubrir de forma completa todas las secciones).
A pregunta del que les escribe, Dante Delgado reconoció que se intentó que Julián Ricalde no fuera el candidato para Cancún, sino que fuera alguien cercano a MC, pero no se logró llegar a un acuerdo: “un mal candidato, señaló ayer, llevó a la derrota de la opción de cambio en Benito Juárez”. Cuestionado sobre el porqué el “movimiento ciudadano” que llevó al poder a CJ, no se ha materializado en mejores políticas, y ha caído en el descrédito de una forma tan rápida, comentó de forma muy prudente, que existen una serie de vicios y dinámicas perversas en el sistema político, con las que se ha de acabar, pero que sin embargo siguen condicionando la gobernabilidad del país, que por supuesto no se centra en la Ciudad de México, sino especialmente en las entidades federativas (su proyecto político personal sigue centrado en obtener de nueva cuenta la Gobernatura de Veracruz, por la que ha competido ya en dos ocasiones, después de obtener la Senaduría por primera mayoría con Convergencia en 2006).
Buena parte de su presentación se centró en explicar el problema de la crisis del sistema de partidos en diferentes partes del mundo. Habló de España, de Francia, de Italia, y se refirió a cómo opciones políticas “distintas” a las tradicionales han obtenido resultados electorales interesantes. No entró, sin embargo, a valorar las críticas que estos movimientos han recibido, ni el caso de Grecia. En el caso de España se refirió a “Podemos”, una opción ciudadana de “izquierdas”, pero no habló de “Ciudadanos”, que es otra fuerza política en el centro derecha, que también ha obtenido resultados electorales muy sólidos. No se refirió a las críticas al autoritarismo, o al populismo con las que se manejan en general estas opciones, ni al abuso del “marketing político” que utilizan estas fuerzas electorales, de la misma forma que lo han hecho las opciones políticas tradicionales. No habló de Obama, que aglutinó, en su momento, una esperanza ciudadana de hacer las cosas distintas; y que sin embargo se ha diluido con la victoria de Donald Trump.
Dante Delgado señala que es posible cambiar las cosas, y que ello se debe hacer, escuchando a los ciudadanos, y con nuevas estructuras y formas de hacer política. Sin embargo, no respondió a la pregunta sobre cómo integrar a la ciudadanía en la aportación de ideas para gobernar, o cómo gestionar la frustración de las personas ante la falta de resultados de las diferentes opciones políticas. Tampoco entró a responder con detalle a los cuestionamientos sobre medidas “populistas” propuestas por MC, como la eliminación del fuero, o la reducción de salarios de los funcionarios públicos.
Fue un desayuno interesante y revelador. Dante Delgado quiere introducir a Movimiento Ciudadano en la ecuación política que rechaza al PAN, al PRI y al PRD. Se quiere presentar como una alternativa a López Obrador. Quiere ser una opción que la ciudadanía tenga a la mano, para “castigar” a los partidos tradicionales, y optar por opciones que se presentan como algo diferente. Los nuevos partidos, se avergüenzan de ser partidos (aunque lo sean formalmente), y ahora quieren llamarse movimientos. ¿Sólo un cambio de nombre nos garantiza un cambio de estilo de hacer las cosas, y la superación de los vicios del sistema político?
En este momento de desilusión, me encantaría creer en la circunstancia de que hay opciones distintas. Sinceramente, el escarmiento con la pésima gestión que estamos experimentando en Quintana Roo, hace que desconfíe todavía más de las promesas de los “políticos”; sin embargo, la democracia exige opciones. La visión de que se tome en cuenta a la “ciudadanía”, y no se espere que ésta sea una lacaya servil, sino un contrapeso inteligente y tomado en cuenta por los gobernantes, no me desagrada, sino todo lo contrario; el problema es cómo hacerlo. Si al final el “cambio”, en esta ocasión, se da entre López Obrador y una opción como la de Movimiento Ciudadano, no tengo duda en irme con el más moderado, y con el que me produce una desconfianza menor. Sin embargo, todavía deben trabajar mucho, y acumular recursos económicos para hacer llegar a la gente su mensaje. Sería muy interesante, que pasaran de las palabras a los hechos, y buscaran una organización efectiva de la ciudadanía, rompiendo el esquema tradicional de hacer política, y asumiendo de forma efectiva que el mundo ciertamente ha cambiado, y los mexicanos quieren ser gobernados de otra manera.
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