- 29 de octubre 2017
Josep Borrell, Teresa Freixes, Félix Ovejero y Francisco Frutos reclamaron frente a más de un millón de catalanes el derecho a la convivencia en Catalunya.
Borrell y Frutos son antiguos líderes políticos uno del Partido Socialista (ex presidente del Parlamento Europeo y ex ministro), y otro del Partido Comunista. Lamentablemente el centro derecha no tiene a ningún representante que no esté en política activa, con inteligencia suficiente, y el tiempo disponible para tomarse el tiempo de estar presente al lado de los ciudadanos en las calles de Barcelona (Josep Piqué, ex ministro del Partido Popular, apareció en videoconferencia)
Teresa Freixes es una reconocida constitucionalista, y Félix Ovejero, quizás el más connotado y agudo filósofo catalán de la política (los dos me dieron clases: ella en la Autónoma de Barcelona, y él en la Pompeu Fabra).
En las imágenes y entrevistas, se puede ver, como una gran cantidad de ciudadanos, no especialmente sofisticados, integrantes de las clases medias y populares catalanas, salían a la calle de forma pacífica para legitimar socialmente la convocatoria a elecciones el próximo 21 de diciembre.
Es algo doloroso para un originario catalán que ha hecho su vida en otra nación, como es mi caso, que me naturalicé e integré con mucho gusto a la sociedad mexicana, el escuchar argumentos desconocedores de la realidad política y social catalana.
Barcelona está de moda, y mucha gente se toma la libertad de opinar sin conocer, basándose en la referencia de una amistad, o en la lectura de la propaganda política de un independentismo, que ha sido muy hábil en su comunicación política internacional.
Catalunya es mucho más abierta y compleja, de lo que señalan los esteriotipos, y eso lo han mostrado los ciudadanos saliendo a la calle. El nacionalismo español ha envenenado a buena parte de los ciudadanos de España, que han visto en los catalanes, sólo lo que los líderes del nacionalismo catalán han querido que se viera. Eso sólo ha generado tristeza y situaciones muy incómodas.
El día de hoy, Josep Borrell, ha sido un referente claro, y ha sabido reconocer y aterrizar estos sentimientos. Lamentablemente el bando constitucionalista catalán ha estado muchos años huérfano de líderes políticos inteligentes. El nacionalismo español les cortó las alas a todos aquellos que destacaron, por solicitud del nacionalismo catalán (con los que pactaban en Madrid).
Ese millón de personas que salieron a la calle, y otros muchos más que no salieron de sus casas por su edad, o por otras circunstancias, necesitan de líderes capaces que sepan generar discursos sensatos, y que contribuyan realmente a sanar las heridas abiertas,
No soy muy optimista en que encontremos esas opciones en las elecciones del 21 de diciembre, pero espero que esta situación sirva de lección para que el nacionalismo español no desprecie a los catalanes y permita que se consolide a medio plazo un discurso catalanista incluyente, que dé satisfación a la mayoría de los catalanes, y no siga abonando a un nacionalismo catalán que en esta ocasión, precipitado por la CUP, dio un paso en falso; pero que sin duda ha sabido construir una mística falsa y engañosa, que no sólo se la han creído ellos; sino buena parte de la comunidad nacional e internacional.
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