Canibalismo en la Universidad

9 de enero del 2018

Nos despertamos esta semana con la Recomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de restituir las condiciones laborales de ex rector de la UQROO y de la UIMQROO el Dr. Francisco Rosado May. Las autoridades de la UIMQROO deben regresarle el trabajo, y presentar una disculpa pública.
El mundo universitario en general, en cualquier país del mundo, es cruel y muy complicado. Las soberbias, los egos; en ocasiones las maneras de entender la vida, o los celos profesionales (sea porque los alumnos prefieren a unos sobre otros, o por cuestiones salariales), están al orden del día.
En Quintana Roo existe un «infierno» en el que muchos profesores viven, por el «canibalismo» de varios de sus compañeros. Los estúpidos afanes de poder momentáneo y el afán de protagonismo de unos cuantos, se agrava porque todos se conocen demasiado bien -en realidad son pocos los profesores de carrera-. El trabajar tantos años, unos junto a los otros, provoca que el clima laboral se envenene de una forma mucho más compleja que en otros ámbitos laborales.
No es cierto que existan «grupos». Existen «intereses» puntuales que hacen que unos y otros se unan o se hagan pedacitos.
El relativo «poder», que unos ejercen sobre otros, en momentos puntuales, es demasiado sabroso, para unos cuantos cómo para ser desaprovechado.
Se han vivido en estos últimos años, escenas patéticas, en las que la venganza y el despropósito se han instalado en el accionar cotidiano.
En este contexto, siempre son unos pocos los «profesores» que participan en la grilla, y que tienen una especie de sensación de superioridad intelectual sobre una mayoría silenciosa de docentes, que sólo quieren hacer su chamba con tranquilidad y sin ser molestados.
Los «gurus creativos» del desgobierno, han hecho mucho daño a nuestras instituciones de educación superior. Del enfrentamiento enfermizo todos tienen culpa, y nadie tiene responsabilidad.
Es por esa razón que siempre he señalado que no creo en la autonomía universitaria en Quintana Roo. Las instituciones son demasiado pequeñas, los profesores se conocen demasiado bien, y las venganzas, traiciones y otras variantes de abuso y bulling profesional están al orden del día.
Esto se puede ir gestionando de forma más o menos cíclica si el Gobernador entiende que debe dar la importancia debida al mundo universitario y elegir buenos gestores externos de las universidades, para que los maestros se dediquen tranquilamente a investigar y dar clases (hay muchos que son muy buenos profesionales).
Conocí a Rosado May cuando ingresé a la UQROO ya hace unos ayeres. En aquel momento se vivía una «guerra civil» en la UQROO; que con su marcha no desapareció; únicamente se fue posponiendo, y ha ido cobrando fuerza cíclicamente.
Conozco y sé de su gestión en la UIMQROO, que lamentablemente ha heredado muchos de los problemas de la UQROO.
Sólo se me ocurre señalar que este dictamen de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, nos debe servir de acicate para bajarle tres rayas a la tensión y al canibalismo de las diferentes alianzas que se forman, para luego disolverse con el tiempo, y que no llevan a ningún lado.
También se me confirma la idea de que, lamentablemente, las universidades de Quintana Roo, no tienen condiciones para ser autónomas; pero que tampoco no pueden ser vistas por el gobierno como un botín, o como espacio para «colocar» a su gente.
El sector público universitario en Quintana ha hecho, a pesar de todo, ha hecho un buen trabajo en todos estos años. Hoy en día muchos quintanarroenses sin recursos han logrado acceder a una educación superior; y mal que bien, hay muchos ex alumnos que han tenido los instrumentos a la mano para continuar con su formación y llegar a ser buenos profesionales.
Pido de favor, que en este caso, y en muchos otros más, las autoridades universitarias respeten las instrucciones de los árbitros y pidan disculpas públicas. Que se aprenda que del abuso, sólo nacen amargas experiencias que acompañarán a ese reducido número de profesores toda la vida, y que lo único que hacen es complicar la vida.
Ojalá se hiciera un pacto de civilidad; por una parte; que se crearan los controles necesarios, y por otra que el gobierno, entendiese de la importancia de la educación superior, y le diese realmente su lugar.

Add Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *