Gobernar no es sencillo

2 de enero del 2019

Hoy desayuné en Chetumal con Luis Torres y Edgar Sandoval. Llevo días dándole vueltas una una idea, y me voy a servir de la imagen de Luis para tratar de explicarme.

Está molestando mucho a los chetumaleños el hecho de que la administración no esté confiando en el talento local, e importe fuereños para ocupar buena parte de los cargos que se necesitan cubrir en el estado. En los últimos años Chetumal ha dependido del gobierno. Muchos de los empresarios locales prefirieron invertir en otros lados los millones que acumularon en el sur cuando ésta era Zona libre, o tenían el monopolio de sus giros comerciales. La ciudad ha crecido y no hay trabajo.

Es un hecho que tenemos un importante número de quintanarroenses que gracias a la educación pública, hoy tienen preparación suficiente para ocupar muchos lugares de importancia. Siempre he defendido el trabajo de la Universidad de Quintana Roo, que no es muy diferente en cuestión de calidad a la mayoría de las universidades públicas del país.

En el sur del estado, como en buena parte del mundo, el tener estudios universitarios no es garantía de nada; sin embargo era claro hace poco que sin apellidos «ilustres», o sin contactos partidarios, era imposible progresar. En los últimos años, además, era necesario ir al gym, para formar parte de los «niños bien» de Beto, y ser más o menos atractivo. Los feos eran discriminados por feos.

No quiero caer en el maniqueismo de decir que todo lo quintanarroense es mejor. Sería absurdo, y más viniendo de alguien que nació en Barcelona (a pesar de que en Quintana Roo todas las familias vinieron de otros lugares de México y el mundo).

Si quiero destacar que hay capacidades para crear una administración pública funcional; y para generar emprendedores, que en un ambiente menos corrupto pudieran prosperar.

No soy un convencido de la idea de que «todo el mundo es bueno» y menos de que en las zonas rurales todos son más honrados. No es cierto. El ser humano no es un ángel, y por ello se crearon los contrapesos de poderes. En México, en general, los contrapesos molestan, porque el poder no quiere cambios, y busca impunidad. La gente, en general, busca lo mismo. Todos buscamos maximizar nuestros beneficios, por eso deben existir reglas.

En el 2016 muchos apoyamos el cambio en Quintana Roo, porque los priistas se habían volado la barda. En 2018 muchos apoyaron a AMLO porque querían un cambio. En ese huracán electoral pasó algo que unos cuantos no vimos venir. Un candidato como Luis Torres fue derrotado por una líder social de poca relevancia, gracias al efecto AMLO.

Es cierto también que en el año y cacho de gobierno, la gente se decepcionó. CJ no representó ningún cambio y los problemas en Chetumal se siguieron percibiendo complicados. En respuesta a mis columnas señalando las acciones de Luis Torres fueron varias las críticas a su gestión. A medio año del triunfo de MORENA, los problemas no sólo no han mejorado, sino que las cosas se han complicado más. A ello ha contribuido una estructura inexistente de MORENA, la licencia del presidente municipal Pastrana y la traición de su propio equipo de Gobierno.

Es en este punto, en el que quiero abrir la reflexión. Si no somos ángeles; si tenemos gente preparada y capacitada. ¿Cómo lograr una gobernabilidad mejor? Señalaba el otro día de la necesidad de tener líderes sociales trabajando en las comunidades; sin embargo, la gente está acostumbrada al asistencialismo. Muchos quieren todo, sin hacer nada; y piensan que muchos de los verdaderos servidores públicos (trabajen para el gobierno o lo hagan por iniciativa propia), tienen la obligación de dar, porque por «algún lado» recibirán.

En el sur de Quintana Roo debemos seguir construyendo opciones política viables. Es importante impulsar estructuras que quieran contribuir al desarrollo de la entidad, y que tengan una visión de desarrollo de medio y largo plazo.

Se debe permitir que los que no tienen apellidos ilustres se abran espacios (sin discriminar a los valiosos que los tengan); y consolidar comunidad y liderazgos locales.

Yo sigo pensando que Luis Torres forma parte de este grupo que puede trabajar por el interés de todos; y que hay muchos más que deben abrirse espacios.

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