Carlos Barrachina Lisón
17 de julio 2020
En días recientes se ha estado especulando mucho sobre el cambio de los colores de la Laguna de Bacalar. La imagen que encabeza esta columna es el canal de los piratas esta semana, y la que se encuentra a continuación es el mismo canal hace menos de un mes.

En Chetumal todo el mundo sabe que cuando se producen lluvias intensas, las aguas de la Bahía se oscurecen por los sedimentos que arrastra el Río Hondo. En la laguna de Bacalar ello es menos frecuente, pero de tanto en tanto sucede.
Las intensidad de las lluvias en las últimas semanas ha hecho que los escurrimientos de las aguas que llegan desde Campeche e incluso Tabasco hayan provocado este efecto, en una zona importante de la laguna (no en toda ella). Es reversible, y es un efecto relativamente «natural». Los colores que la han hecho famosa regresarán.
Lo que está alarmando a algunas personas es que los elementos que acompañan a estas aguas han provocado la muerte de un gran número de especímenes de caracol «chivita», que sirve de filtro natural y elemento relevante de oxigenación del sistema lagunar.
Este fenómeno tan dramático, que se ha dado prácticamente de la noche a la mañana, muestra una vez más la debilidad del sistema lagunar, y el cuidado que se requiere para su preservación. Éste tiene interconexiones y corrientes de agua que le permiten renovarse y recuperarse, pero por el momento, la laguna todavía no ha podido responder de forma natural a esos escurrimientos que han oscurecido sus colores.
Lo que nos debe preocupar, de cara al futuro, es cómo el crecimiento desordenado de un municipio sin plan de desarrollo urbano, ni ecológico, puede romper de forma definitiva el equilibrio sustentable que da vida a este maravilloso ecosistema.
Los altos niveles de corrupción de los presidentes municipales de Bacalar, especialmente del actual, Alexander Zetina, son conocidos, y han sido reseñados en las columnas de «Encuadre Político». También es señalado como corrupto el líder del Partido del Trabajo, Juan Manuel Herrera, presidente del comisiariado del ejido Aaron Merino Fernández, y a priori principal rival de Alexander Zetina para quebrarle su «sucesión ordenada».
Los dos políticos, el segundo ex diputado priísta borgista, han mostrado un gran nivel de codicia y de falta de responsabilidad política (como se muestra en la serie de artículos conocidos como Bacalargate). Sin embargo, si no cambian las cosas, como buenos «caciques», van a intentar disputarse entre ellos el poder político de la Laguna de los Siete Colores (patrimonio de todos los mexicanos).
Bacalar necesita una intervención inmediata, que permita ordenar el crecimiento urbano, la explotación turística de la laguna y los agroquímicos que se utilizan en la zona rural; ya que éstos acaban por filtrarse al sistema lagunar. Se ha de intervenir de forma inteligente y activa para tratar de retrasar o disminuir en lo posible el riesgo del deterioro del sistema.
Hay en estos momentos un fuerte un debate entre algunos grupos ambientalistas, que han sido considerados por actores relevantes como extremistas, u oportunistas (por los negocios y recursos internacionales que manejan), que quieren que la laguna se regule de alguna forma como un área natural protegida.
Por otra parte, los integrantes de los diferentes ejidos y asociaciones de profesionales que se desarrollan en la actividad turística quieren buscar una alternativa que les permita seguir trabajando y al mismo tiempo mantener el equilibrio que un destino turístico con estas características debe mantener.
Se ha de promover una alternativa que permita conciliar el crecimiento del municipio, con la explotación turística de la laguna, y su sustentabilidad.
Ello sólo puede hacerse desde el diálogo entre los diferentes actores, y con un liderazgo comprometido con la idea de que el paraíso natural de Bacalar se mantenga en condiciones óptimas durante muchos años.
2 Comments
Hola buena información, pero que podemos hacer nosotros como ciudadanos para poder meter presión al gobierno
Deben señalarse las cosas con claridad. Las elecciones de 2016 en QROO y de 2018 en México fueron una muestra que la gente quieren cambios reales. No es sencillo cambiar el sistema político de la noche a la mañana, pero si es importante tener una ciudadanía alerta, y una prensa lo más independiente y crítica posible
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