La inscripción de precandidatos a la gobernatura por MORENA en Quintana Roo

14 de noviembre 2021

 

Después de la reelección de Mara Lezama como presidenta municipal de Benito Juárez para muchos quedó claro que era la candidata natural para abanderar la coalición que encabeza MORENA a la gobernatura. A algunos les agradó la idea, y como es natural a otros les disgustó.

Una batalla importante se había planteado entre Marybel Villegas y la propia Lezama para conseguir encabezar la candidatura de MORENA para la presidencia municipal. Lo que se argumentaba en esos días, es que la que resultara vencedora en ese pulso, sería la probable candidata a la gobernatura. Mara Lezama se impuso, y no únicamente se reeligió, sino que de la mano de Rafael Marín, consiguió, en un golpe de mano inteligente, que sus aliados alcanzasen en el sur las presidencias municipales de Othón P. Blanco, Felipe Carrillo Puerto, y la diputación federal con cabecera en Chetumal.

En estos momentos no hay ningún partido político que tenga estructuras políticas reales sobre el territorio en Quintana Roo. Lo que se mantiene son las redes clientelares de algunas élites políticas, que anteriormente estaban en el PRI, y que ahora se han pasado a MORENA, y las que se puedan crear y mantener desde las presidencias municipales. Estructuras partidarias reales, como las que movilizó el PRI, ya no existen.

Lo que sigue alimentando el voto es en muchos casos la imagen de Andrés Manuel López Obrador y el “deseo” que el cambio político alcance a los pobres (lo que se manifiesta en la transferencia directa de recursos a través de los diferentes programas sociales), y en otros, la “esperanza” en obtener un trabajo político/administrativo en las filas del poder que se acabará de consolidar en Quintana Roo con la victoria electoral de MORENA en el 2022.

Me ha llamado la atención que en las últimas semanas buena parte de los creadores de opinión pública en el estado impulsaron la idea de que Rafael Marín Mollinedo, se registrara como precandidato a la gobernatura de Quintana Roo. En diferentes entrevistas, y encuentros con integrantes de la clase política, éste repitió en diferentes ocasiones que no era su intención, y que el presidente de la República le tenía encomendada otras tareas. Sin embargo, se siguió insistiendo en la idea, porque es conocido el gran poder que el político tabasqueño tiene en Quintana Roo, y porque Mara pareciera que estuviera llegando a la gobernatura por decantación, sin generar compromisos aparentes, ni requerir de aliados.

Se insistió en que él pudiera representar un candidato de unidad entre la Villegas y Mara. Sin embargo, eso es absurdo, porque la senadora perdió casi todas las posibilidades de competir en el 2021, y porque además no tiene estructuras partidarias que la sustenten, ni generen hipotéticas “rupturas”.

Por su parte, el otro senador quintanarroense, perdió también todos sus apoyos, en lo que a estructuras se refiere. Sus aliados al interior de MORENA, en el sur de Quintana Roo, optaron por no aguantar más su mesianismo, y lograron situarse políticamente de la mano de Mara Lezama y de Rafael Marín.

En las últimas semanas, Pech pareciera que está invirtiendo, en granjas de bots y trolles, y en unos cuantos militantes que se están poniendo en la labor de defenderlo y hablar bien de él en redes sociales, aprovechando la “presentación” de su tercer informe legislativo, por lo que su presencia ha aumentado. El senador maneja un discurso de honradez y honestidad, imitando el discurso del presidente de la República, pero ello se pone en duda, por su falta de tacto político al aparecer en fotografías apoyado de reconocidos priistas con serios cuestionamientos de corrupción, que hoy señalan que están apoyando a la 4T.

Entre las elites políticas tradicionales del sur de Quintana Roo, existe desconfianza hacia Mara Lezama, porque piensan que ésta ha mostrado un gran desconocimiento y falta de preocupación sobre las circunstancias políticas y sociales del sur de la entidad. Quizás es por esta razón, que se ha optado por apoyar la posibilidad de que Rafael Marín fuera el candidato a la gobernatura. Era ésta una opción lógica, frente a las grandes incógnitas que presenta la presidenta municipal de Benito Juárez. Existe la percepción que Marín impulsó a Mara, y que también fue quién colocó a Anahí González como diputada por Chetumal, a pesar del desconcierto y molestia de la clase política local.

En esta lógica se mezclan dos ideas. La primera es que MORENA privilegia un poder centralizado, y que no le interesa la representación local porque el “pueblo” apoya lo que ellos consideran la transformación política de México. La segunda tiene tintes machistas. Marín es el poder detrás del trono, y es capaz de condicionar las decisiones políticas de Mara Lezama, de Anahí González, y de las presidentas municipales de Othón P. Blanco y Felipe Carrillo Puerto. En este sentido, ¿por qué no responderle directamente a Marín, en lugar de lo que se consideran “títeres” del tabasqueño?

Las elites políticas y económicas del sur de Quintana Roo, han apostado por Marín, porque tampoco confían en Pech. En mi opinión, en los últimos años no se ha apoyado la construcción de estructuras políticas locales competitivas, y por esa razón se requiere un ejercicio de pragmatismo político urgente. No toca de otra que ser humildes y tratar de explicar con inteligencia porqué el desarrollo económico y social de los municipios del sur de Quintana Roo, debe ser importante para los que únicamente piensan que Quintana Roo se encuentran en los negocios del norte de la entidad.

La tarea no es sencilla porque se ha perdido mucho tiempo. Tampoco lo es porque se mostró en las últimas elecciones que una mayoría ciudadana esta disociada de sus elites locales, y prefiere apoyar un movimiento centralista, que unos representantes que no representan a nadie.

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