Me quedo con dos o tres lecciones de los resultados electorales en Quintana Roo.
1. Laura, en mi opinión, era la candidata correcta, pero no cuajó.
2. Los partidos se equivocaron y fueron egoístas. Los candidatos a diputados lastraron el voto de la coalición opositora. Mostraron falta de generosidad e inexistencia de estructuras.
3. En una elección sin ilusiones de cambio, no hay otra forma de ganar que comprando el voto. Sin dinero no es posible movilizar las zonas rurales (especialmente cuando saben que nada va a cambiar).
En lo personal estoy contento de haber apoyado a Laura Fernández.
Me quedo con una esperanza: que alguien entienda que se han de construir opciones para moderar el autoritarismo, y para que los convinencieros no sigan exprimiendo las ubres del poder.
Son embargo, esto ahora, es casi una utopía, lamentablemente.
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